La vida de una chica cristiana

Capítulo 37.

Capítulo 37

**Mauro:**

¿Qué acababa de hacer? Le acababa de declarar mi amor al primo de Tina. ¿Qué estaba pasando por mi mente en este momento? Necesitaba algo más que una excusa para decirle lo que estaba pasando. Aparte, no podía mentirle; no podía decir nada que no fuera verdad.

Salí de la cabaña, corriendo a un lugar donde no estuviera ese chico. Mientras buscaba un lugar para estar, vi a Tina y a Sebas caminando. No sé qué hacían a esas horas de la noche, pero la verdad no me gustó nada. De repente, caí al suelo, suplicando porque mi corazón no doliera más, y que Dios me diera una señal del por qué hacía esto.

No sentí un dolor normal en mi corazón; sentí algo más, una extraña sensación de que estaba conectado con Tina. La amaba de verdad. En ese momento, me di cuenta de que no debía dejar que esto pasara así, sino que tenía que luchar para que ella recordara todos los buenos y malos momentos que vivimos juntos, y no solo pensara en eso, sino también en los momentos que vendrán.

— Hey, hermano — Dijo el primo de Tina, mirándome con extrañeza. — ¿Qué haces ahí? Levántate. — Dijo brindando su mano.

— Gracias — Dije con una mano en mi corazón, ya que el dolor no se iba. — Respecto a lo que dije adentro... — Dije mientras él me interrumpía.

— Tranquilo, no te juzgaré. Solo Dios puede juzgarte. Sé que no están bien tus sentimientos y mucho menos te apoyo, pero igual te quiero. — Dijo dándome pequeños golpes en el hombro, mientras yo lo miraba arqueando una ceja y mirando su mano.

— ¡NO! — Dije dando un grito grave. — Estás confundido, yo no quería decir eso. — Dije quitando su mano de mi hombro.

— Entonces, ¿qué querías decir? — Dijo cruzando sus brazos.

— Bueno, quería decir que, mm, pues quien realmente me gusta es tu prima. — Dije mientras él ponía sus ojos como platos.

— ¿Qué? Pero ella no está con Sebas. — Dijo algo confundido. — Oh, entiendo, es un amor no correspondido. — Dijo mientras yo lo miraba con ganas de pegarle. — Oh, shh, ahí vienen Tina y Sebas, ¡actúa normal!

— Oh, okey, okey. — Dije poniendo mi mano en mi nuca, en un intento de verme guapo para Tina.

— Oye, ¿qué te pasa? ¿Tienes piojos o qué? — Dijo ella mientras se alejaba unos dos pasos de mí.

— Eh, no, n... — Dije mientras era interrumpido por Sebas.

— Chicos, ¿recibieron el mensaje de Dennis y Sofi? — Dijo mientras se ponía en medio de Tina y yo.

— No, ¿qué dijo? — Comenté, mientras veía a Tina algo confundida y con su mano en el pecho en forma de dolor. — Oye, Tina, ¿pasa algo? — Dije preocupado por su aspecto.

— Eh, no, no pasa nada, solo fue un pequeño dolor. — Sabía que mentía; era exactamente lo mismo que yo había hecho cuando me empezó ese dolor en el pecho. — Creo que iré a ver dónde está Sofi. — Dijo, comenzando a caminar.

— Uh, qué rara que es mi prima — Dijo su primo mientras empezaba a caminar detrás de ella.

— Pues sí lo es — Dijo Sebas.

En un intento de decir algo, vi cómo Tina caía al suelo, igual que me pasó a mí. Salí corriendo detrás de ella, y al ver su rostro, cerré los ojos. Al abrirlos, vi a mi hermana y algo me decía que ya había vivido esto. Sí, ya lo había vivido; era el momento en que todos estábamos en la recepción.

— Oye, vas a quedar bizca si haces eso de nuevo — Dije como si las palabras salieran solas.

— Sí, siempre pensé que eras tonto, pero no creía que tanto — Dijo ella mientras daba un gran suspiro. — ¿Qué dices si vamos con los demás?

— Claro. — No podía creer lo que pasaba; todo salía como si no pudiera hablar por mí solo.

— Mm, Marco no pudo venir. — Alto, esto no podía estar pasando. Volví a ver a Tina en los intentos de salir de esto que no me dejaba decir lo que quería. Allí estaba; ella también estaba confundida, con una cara de frustración, como si sintiera lo mismo que yo.

— Acabo de recordar algo — Dijo, saliendo de lo que no la dejaba hacer lo que quería. — Necesito hacer algo. — Dijo viniendo hacia donde estaba yo.

Y dijo...