CAPITULO 44-2

322 38 2
                                    


-¿Qué te hace pensar que quiero hablar contigo? ¿No crees que es demasiado tarde para darme explicaciones? Eras mi padre, y me abandonaste.-

-Si no quisieras hablar conmigo, no estarías aquí. Nunca es demasiado tarde e hija...-Dio varios pasos, acortando la distancia y sonriendo apenado.-...yo nunca te abandoné, no sé qué te contó tu madre, pero ella me suplicó que te dejara, movió muchos hilos hasta conseguir que tu custodia fuera completamente suya y te alejó de mí, te llevó a la otra punta del país. Cuando supe que habías vuelto, no tuve el valor de buscarte; y no sabes cuánto lo siento.

Continuó hablando mientras yo luchaba contra mis lágrimas, intentaba controlar mi respiración y asimilar todo.

¿Debía creerle?

-Supe que tenías un nuevo padre, supongo que él te cuidó como yo no pude y sería una figura paterna mejor que yo.-

Reí irónicamente.

¿Cuidar de mí?

-Si con cuidar de mí te refieres a mandarme al hospital dos veces, ¡Me cuidó de maravilla!-La rabia adornaba cada palabra que salía de mi garganta.

-¿Qué?-preguntó desorientado, con su ceño fruncido; tal y como lo hacía yo.

Ahora que me fijaba en sus facciones, veía el parecido, su nariz y sus ojos, su pelo rizado y color chocolate, aunque se podían ver escasas canas.

Debió ser un gran conquistador de joven.

-Solo te pido una hora.-

-¿Una hora para qué?-

-Para conocerme, te aseguro que nada de lo que ella haya dicho, es real. Dime, ¿sigues viviendo con ella y su marido?-

Estaría muerta.

-No.-Susurré mientras miraba sus ojos e intentaba mantener la mirada.-Hace mucho que salí de allí.

-Entonces, ¿con quién vives ahora?-

-Mi abuela, ella me ha cuidado como una madre.-Asintió y miró hacia las cajas, allí seguía la mujer de antes, mirándolo con una sonrisa.

-¿Trabajas aquí?-Soltó una tímida carcajada mientras ponía sus ojos de nuevo en mí y negaba con la cabeza.

-Soy el dueño.-Abrí los ojos sorprendida.

¿El dueño? Según lo que mi madre había hablado, era un maltratador y muerto de hambre.

Y me quedo corta.

Todas las cosas que me dijo de él, lo hacían parecer un completo monstruo, pero no comparable con el que ella se había casado.

-Vamos, solo dame tiempo, solo necesito una segunda oportunidad. Quiero saber todo, no he entendido el porqué de tus palabras.-

-Sabrías por qué si te hubieras quedado, si me hubieras salvado de aquel hombre. ¿Sabes cuantas veces supliqué ayuda? ¿Sabes cuantas lágrimas derramé? ¡No lo sabes porque no estabas! Mientras te olvidabas de tu hija ella estaba en un hospital, seguramente con costillas rotas por culpa de aquel que según tú sería un mejor padre para mí.-

A estas alturas mis lágrimas mojaban mi cara y me sentía mal, por hacerle pasar un mal rato, por despreciarlo, pero volvía a recordar que él me había hecho lo mismo, durante años.

Muchos años.

No volví a mirarlo a los ojos, no tuve el valor de ver la pena reflejados en ellos, con paso apresurado salí de allí sin mirar atrás.

¿Jefe? 1&2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora