Los tres antihéroes corrieron como si sus zapatos quemaran, sin mirar atras. Wilted tenía fuertes puntadas en su pecho y un montón de preguntas en su cabeza. A lo lejos se veía un castillo, la cual sería su proxima parada.
-Felix ¿Cuál es ese reino? -gritó la princesa, jadeando, sin darse descanso.
El pequeño niño pecoso no respondió.
-¡Ash! ¿Cual es tu maldito problema? ¡ROSE ACABA DE SACRIFICARSE POR TÍ! No lo entiendo, no entiendo nada de esto, maldición. Todos parecen ser unos malditos hijos de perra sin corazón y apenas encuentro a alguien que parece acercarse a lo que son los sentimientos humanos ¿qué pasa? Se muere. Se muere y me deja sola, ¡IGUAL QUE TODOS!
Wilted había parado de gritar, el silencio duró unos segundos. Pacofa comenzó a sollozar y temblaba del miedo. Solo entonces Wilted se dió la vuelta para consolarlo.
-Oh... Pacofa, lo siento mucho- apretó a la pequeña criatura contra su pecho.
Cuando la criaturita con el rostro escondido ya no sollozaba, Wilted lo soltó y miró a su al rededor con desesperación.
¿Dónde estaba Felix?
Su corazón empezó a latir con locura, algo andaba muy mal.
Mientras tanto, un brazo enredado entre tallos de rosa y sus espinas derramaba un rastro de pequeñas gotas de sangre que dirigían al Reino más hermoso de todos, que ahora, cubierto por un manto gris de melancolía y remordimiento llevaba a un niño inocente a su perdición. Una flor que traía un cadaver dentro de una burbuja como ofrenda a la dama que no paraba de hablarle dentro de su cabeza.
¿Pero que es todo este acertijo?
Wilted tomó una de las frías manos de Pacofa mientras buscaba su libro en el bolso que Rose le había entregado para guardar la burbuja de su madre. Su desesperación aumentó cuando se percató que la burbuja no estaba, al igual que Felix. El Reino que les esperaba era el del Amor.
La princesa cargó a su compañero en su espalda y partió otra vez, tan rápido como se lo permitieran sus piernas.
Por otro lado, los pies del chico flor se tomaban su tiempo, inseguros. Los habitantes miraban aterrados al ser que casi arrastraba su existencia. Apesar de verse tan colorido, demostraba más tristeza que todos los grises habitantes juntos.
Ella nunca te amará ¿por qué no puedes verlo?
Subía las escaleras con pesadez.
-Cállate, vas a ayudarme, me lo prometiste.Las paredes estaban tapizadas en cuadros de jovenes del reino.
Supongo que me trajiste lo que te pedí, porque si no es así supongo que no podré ayudarte. Y pareces de verdad desesperado...
Sus pasos se hicieron más fuertes.
-Lo hice, ahora por favor ¡podrías callar-La puerta principal del castillo se cerró con fuerza.
-¡FELIX!
NO LA ESCUCHES.
Wilted ardía en furia y el sudor en su cara parecía estar hirviendo. Las espinas en el brazo de Felix se escondieron bajo la carne, y aun que aun dolía, ya no podia verlas.
-¡FELIX BAJA AHORA SI NO QUIERES QUE TE PATEE EL CULO!
-¡Ah, mierda! ¿Ahora me necesitas? ¡Pues me lo agradecerás!ESO ES, NO TE DETENGAS, NO LA ESCUCHES, NO TE DETENGAS, NO LA ESCUCHES, NO TE DETENGAS, NO LA , NO TE DETENGAS.
-¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE DE UNA VEZ! -comenzó a gritar y a correr escaleras arriba sin mirar atras mientras tomaba su cabeza con ambas manos.
-¡Pacofa rápido, siguelo!
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El Reino de las Flores.
FantasíaWilted se adentra en un mundo lleno de Reinos en ruinas junto con Felix, el chico flor, y Pacofa, un demonio que cubre su rostro bajo una bolsa de papel. ¿De qué dependen tus desiciones? ¿Por qué debería volver a casa?