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Tyler arrojó su chamarra en el sofá y se apoyó contra la puerta. El Estado había tomado su caso como secuestro y le estaban obligando a tomar terapia psicológica. Tyler la odiaba con todo su ser porque sabía que no servía para nada, Josh lo convenció de eso en su totalidad, Josh era su medicina y su terapia, los ataques de ira y las alucinaciones se habían ido con el paso de su relación, las conductas auto-destructivas eran detestadas por Josh, así que él las sustituía por paseos en el parque, besos, cosquillas y a veces con sexo, aunque eso implicara llegar cansados a sus trabajos, pero con una amplia sonrisa. 

Pero ahora estaba solo una vez más, la ira estaba volviendo en su máximo esplendor, explotaba, gritaba y destruía. Zack intentaba estar con él la mayor parte del tiempo, pero en ese estado, el castaño era realmente insoportable. Unas cuantas puertas del lugar estaban destrozadas, marcos de foto y lo que quedaba de la batería de su difunto chico. Al parecer aquel asesino no conforme con matar a Josh y llevarse a Tyler, había vuelto toda su habitación un verdadero desastre, faltaban instrumentos, dinero y algunos vinilos y cassettes de música. 

Tyler se dejó caer al suelo y arrojó a un lado los medicamentos que le habían recetado.

-si pudieras verme tomando esa basura me matarías Josh...- rió y suspiró.- como odiabas que tomara medicamentos cuando nos conocimos, decías que eran inservibles... que me apagaban, mataban a mi creatividad y mi verdadero yo... Dijiste que me rescatarías...-

Se detuvo y escuchó el silencio en ese lugar, suspiró una vez más y vio como la figura de Josh salía de la cocina y se posaba frente a él. Comenzaba a acostumbrarse a eso, después de su primera aparición aquel día había sido cada vez más recurrente, y eso parecía alejar del colapso mental a Tyler, una pequeña falacia a la que se aferraba. No le comentaba a nadie por miedo a ser internado o tratado como un verdadero desquiciado. Si eso era una verdadera manifestación de un fantasma o una alucinación le daba bastante igual, Josh estaba muerto y ya no existía, le quedaban sus recuerdos, esos que alimentaban a lo que le hacía compañia.

-Te prohíbo que las tomes, Tyler.- fue lo único que pronunció el teñido, cruzando los brazos mientras miraba al chico en el suelo.

-siempre fuiste de prohibirme cosas... No tomes medicamentos, no te drogues, no te cortes, no intentes suicidarte... No me dejes.- dijo lo último sarcástico pero claramente triste.- parece que alguien arruinó nuestros planes ¿no Joshi?

-yo sé quién lo mató.-

-y también te prohíbo escucharlo a él.- Josh gruñó y desapareció, al igual que la voz misteriosa.

Tyler ni siquiera de molestó en sentirse molesto, triste, cohibido o simplemente extraño. Se estaba acostumbrando al desorden mental que comenzaba a empeorar, se estaba acostumbrando a la soledad y a la locura.  Optó por quedarse sentado ahí, viendo el sol desaparecer por completo por la ventana frente a él. Cerró los ojos y se dedicó a sentir el dolor, la ira y todo lo demás correr por sus venas e intensificar cada vez más el dolor en su corazón.

-Tienes que olvidarte de Joshua, él sigue aquí porque no eres capaz de olvidarle... Lo estás lastimando por un capricho estúpido.- Tyler gimió por esa voz una vez más saliendo del fondo de su cabeza. Tiró de su cabello y jadeó una y otra vez.

-Repite conmigo Tyler... sé que te gustará el sonido de tu voz... Dile a Joshua que se vaya... ¡grítalo!-

Tyler abrió la boca y se le escapó un pequeño grito de terror, cerró los ojos y sintió un escalofrío repugnante subirle por la espalda y clavarse agudamente en su cuello.

-¡JOSHUA!- gritó adolorido, con una voz totalmente diferente a la suya, con la misma voz que estaba en su mente, ese aterrador tono lo tenía él. Estaba realmente aterrorizado, creyó que estaba oficialmente loco. 

-Bien hecho, mira tus manos, mira tu piel... Mírate y te diré lo que quieres saber.-

Pero Tyler estaba en shock, seguía sin abrir los ojos, por el contrario, estaban cerrados con más fuerza, hiperventilaba y no podía moverse.

-Tyler te dije que no lo escucharas.- escuchó una voz más agradable y unas manos heladas tocarlo, pero seguía sin abrir los ojos, emitir sonido o moverse.- lo que estés pensando, sólo olvídalo, nada de esto pasó. Y no le digas a nadie. 

Let It Go, Tyler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora