Let It Go, Tyler.

3.

-Josh... lamento haberte gritado anoche...- Tyler se sentó frente a él en el césped de la casa de sus padres. Sintió la tibia mano de su novio en su mejilla y sonrió, ladeando la cabeza para apoyarla en su palma, cerró los ojos y sintió sus labios contra los de él, moviéndose lentamente, con toda la ternura que era posible imaginarse.

-Descuida Ty... sé que estabas estresado... yo también estaba un poco molesto... olvidemos esto ya. Te amo y una pequeña pelea no lo va a cambiar.- aseguró Josh al separarse unos 3 centímetros con una sonrisa ladina mientras lo miraba.- tu anterior psicólogo me dijo que no era tu intención portarte así... pero lo has superado y así puedo amarte cuánto mereces.-

Tyler sonrió y se abalanzó sobre su novio, besándolo lentamente y riendo mientras aquel le daba suaves mordidas y jugaba con la playera del menor. -vamos arriba, Jishwa.

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-Tyler, despierta...- Jordan lo removió por el hombro, mirándolo un poco más vivo que en casa.- Fuimos por el cuerpo, no quisimos despertarte... ya estamos en la iglesia, baja cuando te sientas bien... Zack y Ashley se llevaron a mi mamá, no estaba bien... Así que esto será rápido.-

Tyler limpió sus ojos y se quedó dentro unos segundos más, aquel sueño había sido tan real, se sintió bien al besarle, sintió las mismas mariposas y la misma excitación como si fuera a subirse a una montaña rusa cuando le tomaba la mano. Al bajar entró a la iglesia y bajó la vista, acercándose al ataúd abierto lo más lento que pudo, temeroso, deseando que todo fuera una broma de muy mal gusto montada por Josh, como él acostumbraba. Alguna estúpida broma por su aniversario, como aquella vez que llenó la habitación de bananas y terminaron durmiendo en el pasillo del apartamento, o cuando cambió de lugar todas las cosas en el armario y Tyler usó ropa de Josh para ir a trabajar ese día. Él quería una broma, un ataque de carcajadas de Josh, una disculpa, un beso y una suave palabra de afecto. Es todo.

pero cuando vio a su novio ahí, en un traje sin corbata, una flor blanca en la solapa, sus manos en su vientre, sus ojos cerrados y su cabello rosa tan desaliñado como amaba usarlo entendió que era real, una horrible realidad. En la funeraria se habían encargado de dejar su cuerpo presentable, como si estuviera durmiendo únicamente, que luciera como el gatito calmado que era al dormir, como lo describía Tyler. 

- creo que ya no volveré a verte como un león, dulce gatito.- Tyler susurró y sonrió muy leve, acariciando su mejilla fría y sin color ya.- es como si estuvieras durmiendo... como si estuvieras en... paz.- bajó la vista y del bolsillo de su saco tomó una muñequera roja, mordió su labio y la puso sobre la zona del corazón de su novio.- quería que tuvieras esto... yo usaré la mía hasta que volvamos a vernos, Jishwa... espero que sea pronto p-porque... no creo que me agrade una vida sin ti... Me gustaba despertar y ver tu espalda... jugar con tus pequeñas pecas... despertarte a besos... me gustaba salir al balcón y ver las estrellas... o el aroma de tu piel al salir de la ducha... cuando me daba un infarto cuando entrabas a la cocina con otro color en el cabello... tus estúpidas bromas, Josh... tú, estúpido... todo tú... sólo tú.- los susurros de Tyler se quebraron y su voz no se escuchó más.  Miró el rostro de su novio fijamente y finalmente se quebró, todo el dolor, la agonía, la ansiedad, el terror de estar solo una vez más fueron expulsados en su fuerte llanto.- ¡NO ME DEJES SOLO,JOSH! ¡NO ME DEJES SOLO!- gritó con la voz quebrándose, sus manos cubrían sus ojos y temblaba, y de nuevo, la voz misteriosa estaba ahí nuevamente.

-tú sabes quién lo mató, Tyler.- Tyler escuchó eso en sus oídos y jadeó molesto, furioso. Se dio la vuelta y sintió que alguien lo tomaba con fuerza, era Mark. Tyler lo apartó bruscamente y miró una vez más a Josh.- No tengo un plan, Jishwa... -levantó los hombros y  se inclinó hacia él, dándole un pequeñísimo beso.- Me habías enseñado que estaba vivo... Ahora no tengo nada.- murmuró y finalmente dejó a su novio, no iba a quedarse ahí para escuchar lamentos ajenos, cosas que nunca le dijeron cuando estaba vivo. Él no tenía esa culpa, todas las mañanas y todas las noches le decía cuánto lo amaba, lo que había hecho por él y lo maravilloso que era, le daba las gracias y lo besaba. Tyler estaba satisfecho y en paz respecto a eso, pero aún tenía el peso de saber por cuál razón estuvo desaparecido tanto tiempo y después de algo tan espantoso.

y si la voz tenía razón, iba a encontrar al culpable, aunque muriera en su búsqueda, ya nada le importaba.