~12. Pisis~

674 50 15
                                    

A pesar de su aparente tranquilidad y "buen departamento de justicia" Capital City era controlada por dos Mafias sumamente fuertes; el clan Wyatt y el clan De Noir, que si bien no iban por ahí asesinado personas al azar si controlaban el trafico de armas en la mayor parte del país, esto los hacia rivales de negocios y los llevaba a constantes disputas por territorio pues era bien sabido que el que controlará la Capital seria quien dominaría sobre él resto.

Esta rivalidad dividió la ciudad en dos hemisferios, el norte era dominado por los Wyatt y el sur por los De Noir, en cuanto a la parte central que quedaba entre ambos se podría decir que era tierra de nadie siendo este el punto en el cual ambos solían converger, fuera de esta zona las órdenes para cada uno de los individuos de estas mafias eran claras, si llegaban a toparse con algún rival en su territorio debían asesinarlo sin importar absolutamente nada.

La parte importante de la historia comenzó con la llegada de Alexander Wyatt que cambio por completo el destino de los clanes. El joven se había mantenido apartado de todo este mundo los 18 años que llevaba de vida y esto era gracias a su madre que antes de darlo a luz había decidido escapar de Capital City pero, al ser el único hijo varón de Robert Wyatt este los había buscado hasta por debajo de las piedras y cuando por fin los encontró a María no le quedo mas remedio que regresar con su hijo.

Alexander y su madre llegaron a la ciudad ya pasadas las ocho de la noche, el cielo llovía a cantaros y para su infortunio el carruaje en que viajaban había quedado atascado en un barrio peligroso, por lo cual su chófer les aconsejo tomar solo lo importante e irse antes de que los vagos del lugar llegaran e hicieran de las suyas. A regañadientes el joven tomo sus pertenencias y el otro hombre las de su madre y emprendieron rumbo los tres hacia la posada mas cercana, luego de caminar un largo rato entraron a un lugar que ademas era una cantina, la mujer subió de inmediato a la habitación mientras que Alex se encargaba de ordenar la cena y pagar por el alquiler.

Cansado del viaje y la caminata ademas de estar todo empapado Alexander se retiro la capucha y se deshizo de su abrigo, se sentó en la barra y ordeno una cerveza de pronto sintió un aliento chocar contra su nuca con nauseabundo olor a vino que lo hizo querer vomitar al mismo tiempo que una mano algo robusta lo tomaba de la cintura.

-que hace una cosa con tan linda como tu en lugar como este- susurro el hombre contra su oído arrastrando la voz causando un estremecimiento en el joven que de inmediato trato de apartarse -tranquilo, te lo haré pasar muy bien- el hombre rió divertido y apretó el agarre en la cintura del muchacho.

-¡quiteme las manos de encima!- al voltearse Alex se paralizo, el hombre que lo sujetaba fácilmente media 30 cm mas que el y la diferencia de peso era mas que evidente, siendo de baja estatura y complexión delgada no tenia oportunidad contra un robusto gigante bajo los efectos del alcohol, el muchacho comenzó a implorar ayuda a los presentes que solo bajaban la cabeza o desviaban la mirada ninguno parecía querer entrometerse mientras el era arrastrado a la parte trasera del bar.

-no soy de los que van por ahí haciéndola de héroes salvando a cuanto pobre diablo se encuentran en el camino pero, en este caso haré una pequeña excepción... ya viste al chico? vas a partirlo por la mitad sin siquiera intentarlo- la voz del desconocido freno al hombre y lo hizo darse vuelta, le dedico una mirada colérica pero Alex juraría haber visto un miedo profundo al menos por un instante.

-púdrete De Noir, yo lo vi primero así que consiguete a otro- escupió con desdén agarrando el trasero de Alexander para reafirmar su posición como dueño, luego acercándose a su cuello dio un beso húmedo inundando al muchacho de asco, lagrimas gruesas rodaban por sus mejillas y cuando el tipo llevo su mano a la boca del menor este lo mordió tan fuerte que casi desprendió parte de la piel, un alarido de dolor salio de sus labios seguido de un grito de rabia -¡pequeña sabandija!- tomándolo del cuello le lanzo un golpe al rostro pero este fue detenido por el desconocido que observa la escena divertido.

Amor ZodiacalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora