Amor Zodiacal

~4. Cancer~

El heredero de la familia Romanof, Carlos, se preparaba para conocer a su prometida, pues a pesar de ser tan joven su futuro ya estaba completamente planeado, en tres años más para su cumpleaños número 21 el desposaría a la hija de un importante socio de su padre. Así que luego de cambiarse bajo de su habitación y en compañía de su mayordomo fue a la ciudad para comprar un regalo a su prometida.

-No puedo creer que tenga que comprarle un obsequio a alguien que ni conozco- alegaba el joven mientras paseaba entre los estantes de una lujosa joyería.

-¿no quiere casarse, cierto joven?- dijo el mayordomo mirando con algo de pena al muchacho.

-No, quiero decir... Ni siquiera la conozco, además que se supone que debería comprarle.

-¿Qué te parece un collar como este?- interrumpió un joven de cabello albino y ojos azules, mientras le señalaba un collar con una preciosa esmeralda -es sin duda un ejemplar muy bello, cualquier chica estaría fascinada con él.

-Disculpe, usted es...?- pregunto el mayordomo muy serio.

-Oh, claro disculpen. Soy Axel Maxwell y mi padre es el dueño de este lugar- se presentó el joven cortésmente -lo quieres? De seguro a tu novia le encantará, además es una joya muy bonita, no tanto como tú por supuesto.

Las palabras del joven hicieron que Carlos se desconcertara y que un leve sonrojo apareciera en sus mejillas.

-Sí, yo quiero el collar- logro decir por fin el castaño.

-Esta seguro joven?- pregunto el mayordomo algo desconfiado.

-Estoy seguro- afirmó el chico sin dejar de mirar al albino que ya se encontraba en el mostrador de la joyería.

-Gracias por su compra- dijo el albino con una gran sonrisa luego de que Carlos pagara el collar -espero verte de nuevo niño Bonito!- alzo la voz el joven Maxwell antes de que el castaño cruzara la puerta y cuando este volteo para mirarlo el albino le guiño un ojo de manera coqueta.

-Qué joven tan descarado y vulgar!!!- se quejó el mayordomo.

-Me pareció un chico agradable- defendió el castaño, su voz salió casi como un gruñido y su mayordomo prefirió no seguir con el tema.

La noche por fin llego y la familia de la joven hizo su aparición. Todo marcho mejor de lo que Carlos esperaba, los padres de la chica eran agradables y ella era dulce y amable, además había amado el obsequio "quien diría que ese tal Axel tendría razón" pensó el castaño sonrojándose al recordar las últimas palabras del albino Niño Bonito, lo había llamado.

Después de unos días de salir con su prometida todo marcaba que las cosas iban muy bien, sin embargo, una noche luego de que Carlos y la joven salieran del teatro los supuestos guardaespaldas de la joven lo golpearon y lo subieron al carruaje en el que viajaban escuchando un "buen trabajo señorita su padre estará complacido" antes de quedar inconsciente.

Cuando Carlos despertó, se encontraba en una habitación de paredes grisáceas y olor a humedad, él estaba atado y dolorido, más sin embargo los nudos no eran precisamente buenos así que logro soltarse, pero la puerta estaba asegurada y no parecía fácil de abrir.

Maldijo en su mente tanto como pudo y justo cuando se había tirado al piso rendido la puerta se abrió, con miedo Carlos retrocedió alejándose lo más posible del desconocido pero era inútil no había forma de escapar.

-Tranquilo muchacho, estoy aquí para ayudar- dijo el hombre con voz pausada y demasiado tranquila, sin duda muy inquietante para el muchacho.

-Eres policía?- pregunto con desconfianza el muchacho.