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Querido Alfred Jones,

Mi regreso a New York ha sido muy esperado, por lo que veo, pero he entristecido al darme cuenta de que la razón única es la elección de este año.

¡Bienvenido a 1800, amigo! ¿Emocionado?

Burr hace campaña contra Jefferson, ¿quién lo diría? Me sorprende que Aaron Burr crea que puede ser presidente de esta, nuestra nación, sin llevarla por una camino de desesperación y dudas. Aunque tampoco mi preferencia está dirigida hacia Jefferson.

Es momento de elegir, y cualquiera que sea mi decisión radicará en las tierras de nuestra libertad.

Esto medita una sesión de duros contras y pros para ambos candidatos, pero creo intuir que ya sabes hacia dónde y con quién irá mi inclinación.

Y aquí es donde llega el clímax de mi carta. Señor Jones, no me enorgullece tanto presentarle a su nuevo presidente y, por ende, nuestro nuevo jefe: Thomas Jefferson.

Sé que en el momento en que mi elección sea publicada, dejaré de existir para Burr (o al menos eso espero, ha cambiado tanto que ya no sé qué esperar de él) y que muchos quedarán sorprendidos, en especial aquellos que presenciaron mis peleas y discusiones con Jefferson en la reuniones de gabinete.

Pero he recibido tantas balas en los últimos meses que algunas han alcanzado a mi amada y mis hijos. No voy a permitir eso.

Mis vacaciones en las afueras de la ciudad fueron demasiado para un hombre que en casi toda su vida ha trabajado para ganarse el pan, un hombre con el cabello casi gris; así que es hora de regresar al trabajo.

Por favor, espera con ansias el futuro que nos depara nuestro Señor.

Le estima,
A. Ham

Alfred Jones, ese era su nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora