capitulo 16: Hermoso Recuerdo entre Futuros Infinitos

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Lisbeth (aka Asha) POV

Loki fue tan rápido que no pude ni mover los labios. Él me estaba succionando, literalmente. Inhalé esa fragancia tan exquisita y única de él, mi dios, mi amante, mi esposo: Era mío, solo mío. Abrí los ojos y él lo hizo a la vez: sus ojos me decían lo que me afirmaba una y otra vez y lo que anhelaba. Él se rendía ante mí así como yo lo hacía con él.

—Lisbeth, te amo.

Inmediatamente comencé a llorar. Loki lamió mis lágrimas y yo gemí. Lo dijo con tanta convicción, con tanto sentir, sus ojos me lo gritaban, sus labios los escribían en mi corazón, su voz en mi mente para siempre.

—Te amo, Loki.

Él me sonrió y se le aguaron los ojos. Le besé antes de que comenzase a llorar. Tenía razón, ya no tenía casi frío, me sentía cálida.

Me sentó en sus piernas mientras nos seguíamos besando. Sus manos iban dando brincos de mi cuello a mi rostro, de mi rostro a mi pecho, a mi cintura, a mi trasero, mis piernas. Allí se detuvo porque comenzó a subir mi vestido. Emprendí mi labor en desabotonar su flux. Tuve que detenerme un momento para alzar los brazos y despojarme del vestido. Loki me contempló un instante y me sonrió.

—Podré verte mil veces y mil veces me sorprenderá tu perfección.

— ¿Y cuando sea el 1001? —bromeé.

—Siempre me sorprenderás —asintió.

—Lo mismo digo —admití cuando finalmente logré ver su pecho después de casi arrancarle la camisa. Le gustaba mi salvajismo al desgraciado. Extendí mis manos por sus tetillas y él dio un ligero brinco. Le miré pícaramente haciendo que mi esposo se sonrojase —. Loki Laufeyson. Dejando una debilidad al descubierto… —besé su cuello sorpresivamente. Loki gimió bajo. Él me acarició la espalda y apretó mis nalgas con fuerza. Gruñí y él se empezó a reír.

Como venganza me agaché un poco más y le besé una tetilla. Una carcajada terminó siendo un gemido alto, bien claro.

—Eso es nuevo para mí y es… Genial —confesó acariciando mi cabello.

Lamí como él hizo con mi intimidad la primera vez y sus gemidos realmente me quitaron el frío de sopetón. Ya estaba hirviendo. Desde hacía un largo rato me sentía más alta por algo que aumentó de tamaño allá abajo…

— ¿Te la das de mala? —me gruñó juguetonamente.

—Tengo ya muchas ganas de seguir con esto.

—El otro no se queda atrás —admitió estampándome otro beso de esos que aplicaba las mordidas como parte esencial.

Se levantó sujetándome por la cintura. Crucé las piernas en su espalda, me alzó y pegó su rostro de mi vientre, lo besó y mordió el blúmer hasta arrancarle un pedazo.

—La lencería es bonita —hice un puchero y él se rió macabramente mientras me colocaba apasionadamente sobre una mesa desocupada. Que casualidad que no había nada sobre ella…

—Tendrás todo lo que quieras, solo pide —por su mirada entendí que no solo se refería a la lencería…

De repente sentí que me arrancó el blúmer de un mordisco, haló, después un beso húmedo…

¡Ay Dios pero que bueno era! No podía pensar en nada excepto en ese movimiento frenético de su lengua y sus labios en mi intimidad. En esos gemidos que soltaba para complacerme… y sí que lo hacía. Hacíamos tremenda armonía gimiendo.

— ¡No otra vez! —me quejé cuando casi estuve a punto de tener el orgasmo y él se detuvo.

—Ya sabes mi condición —sonrió de esa forma que de por sí me calentaba y ahora que estaba a su merced… Lo notó —. Vaya, vaya —extendió la sonrisa y desvié la mirada.

El Misterioso Sr. LaufeysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora