Me arrepentiré toda mi vida de haber subido aquel vídeo a las redes sociales, cada maldito día de mi miserable vida.
Pagué su amabilidad con una traición... Y lo peor de todo es que me puse en su contra, ayudando a quienes le hacían daño.
(Una semana después)
Me encuentro sacando los libros de la taquilla cuando oigo por megafonía:
"Por favor, necesito que todos vayáis al gimnasio" "Ahora", añade.
Todos empezaron a moverse en dirección al gimnasio. Miro a mi alrededor buscando a CeCe o a Gisselle pero no encuentro a ninguna de las dos. Después instintivamente busco a Nicole.
Cuando llego el gimnasio está medio lleno. Han colocado un podio en medio de la pista de baloncesto, cerca de las gradas. Decido sentarme en la segunda fila y Lucas justo se sienta enfrente de mí. Aún me duele el golpe del ojo, pero lo que más me duele es verle como si nunca hubiera pasado nada. Sin embargo, no era la primera vez...
-¿Estáis todos chicos?
Todos miramos a nuestro alrededor y al parecer nadie decía nada, hasta que Matt se levanta y grita:
-No. Nicole no está.
El director mira hacia el suelo.
-¿Todos los demás estáis aquí?
-¡Falta Nicole!
-Está bien, Matt, gracias.
-No podemos empezar sin ella.
El director le mira. Está llorando en silencio. Las lágrimas ruedan hasta su barbilla y caen en sus pantalones de lino. Mira a Matt fijamente. Con los párpados que dejan caer las lágrimas que rodaban por su rostro, el director se ve realmente afligido.
-Por favor, señor -le ruega-. ¿Podemos esperarla?
Todos empezamos a mirarnos entre nosotros, tratando de saber lo que ya empezamos a sospechar, pero no nos atrevíamos a creer.
El director mira hacia abajo y se muerde el labio inferior.
-Anoche, Nicole Johnson se suicidó. -Sus lágrimas ruedan con mayor velocidad ahora.
Por un momento, todo el gimnasio guarda silencio. El lugar nunca había estado tan silencioso. Clavo la mirada en la nuca de Lucas. Tan solo miro su grueso y tupido cabello. Por un momento, el lugar está tan silencioso que se puede oír la pausa entre la respiración de cada uno, el vacío creado por más de quinientos alumnos tan impresionados que han dejado de respirar.
Todo por mi culpa.
No me encuentro bien.
Voy a vomitar.
Me pongo de pie y corro fuera. Alcanzo a llegar a una papelera del pasillo, a tres metros de las puertas dobles, y vomito sobre papel y latas de refresco. Pero no sale mucho de mi estómago. Simplemente fueron las arcadas. Entre las arcadas y la tos, cojo tanto aire como puedo. ¡Mierda!, Syd, ¿qué coño te pasa? Y por fin llega el vómito, que salpica la papelera. Y luego más vómito, más. Y después está bien, cálmate, está bien, en serio, no está muerta.
No está muerta. Está viva. Está viva en alguna parte. En el parque donde jugábamos de pequeñas. Nicole está escondida en el parque, le encanta ese sitio. No está muerta. Solo se está escondiendo y espera que yo la encuentre.
Entonces me siento mucho mejor, porque sé que no ha muerto.
Vuelvo al gimnasio y todos están sumidos en varios estadios de dolor. Vi a Lucas de pie, con las manos sobre los hombros de Meghan, quien permanece sentada. Veo a Gisselle con su melena rubia escondida entre las rodillas. A su lado, CeCe gime, golpeando sus muslos con los puños cerrados. Todas las otras personas que medio conozco y que medio no, están todas destrozadas. Luego veo a Matt, con las rodillas dobladas hacia el pecho, tumbado de lado en las gradas. La profesora de lengua está sentada junto a él, extiende su mano hacia su hombro pero sin tocarlo. Matt gritaba. Inhalaba. Y volvía a gritar.
Permanezco de pie mirando la escena y pensando que no está muerta cuando siento una mano en mi hombro, me doy la vuelta y veo que se trata del director:
-Creo que está escondida en el parque donde jugábamos juntas de pequeñas. Está esperando a que la encuentre...
-No, Sydney. Lo siento mucho.
Siento un calor subiendo por mis mejillas.
-Ella es muy buena para eso. Podría hacerlo tan tranquila.
-La he visto. Lo siento.
-¿Qué sucedió?
-Se ahorcó. -Cierro los ojos con fuerza ante el hecho inevitable de que yo la había matado. -Al parecer no soportaba más y explotó.
-¿Usted la ha visto?
-Sí.
-¿Qué aspecto tenía?
-Sydney no creo. -Intenta decir antes de cortarle.
-Por favor... -le suplico.
-Bueno... eh... La nariz le sangraba un poco.
Me siento poco a poco en el suelo del gimnasio. Puedo oír a Matt que sigue gritando y puedo sentir unas manos en mi espalda al encorvarme hacia delante, pero todo lo que puedo ver ahora mismo es a ella, tumbada, desnuda, sobre una mesa de metal, con un hilillo de sangre cayendo de su nariz, con marcas alrededor del cuello, sus ojos castaños abiertos, perdidos en la distancia, las comisuras de su boca hacia arriba al ver que por fin era libre de su tortura...