• You can (not) leave •

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Ship: KamuKoma | KomaHina

Advertencias: Angst

『• • •』

Tres y media de la mañana... ¿Quién diría que a estas horas me encontraría sentado al borde de la azotea del hospital?

Mis piernas colgaban del mismo. Bajo estas no había nada, solo aire, esperando abrir paso a mi caída.

Metros más abajo, tan solo el suelo aguarda mi llegada.

Me echo un poco hacia delante, contemplando así lo que se encontraba debajo de mí. Las luces de los coches y farolas se asemejan a un bonito cielo estrellado, pues desde esta distancia no parecen ser cegadoras. ¿No resulta, en cierto modo, irónico? Podría alzar la mirada y ver las verdaderas estrellas... Mas estas no parecen atraerme tanto en estos momentos.

Comienzo a mover levemente mis piernas de izquierda a derecha mientras me aseguro de cerrar correctamente la bata que llevo puesta.

Hace frío.

Aun siendo en este momento las temperaturas bastante altas, no puedo evitar sentirme congelado

Azul. Ese es su color. Una bata común y ordinaria; idéntica a todas aquellas que portaban los demás pacientes de este hospital. Solo hay algo que la hace diferente... El número que se encuentra a la izquierda.

Cincuenta y cinco. Ese es mi número. Esa es la forma que tienen los enfermeros para identificarnos a cada uno de nosotros y entregarnos las pastillas correspondientes.

Pastillas... Creo que debía haberme tomado unas no hace mucho.

...

¿Cuánto tiempo llevo aquí?

El suelo de la azotea comienza a tornarse de un llamativo color rojizo, todo lo hace. Mi ritmo cardiaco se acelera, noto cómo cada uno de mis latidos retumba en mi cabeza. Parece que de un momento va a detenerse de golpe. Instintivamente llevo mis manos a mis sienes, presionándolas en un intento de atenuar el dolor que comenzaba a sentir, mas este se intensifica a cada segundo que pasa. Cierro mis ojos, con los que ya comenzaba a ver borroso y un pitido se hace presente en mi mente.

Cuando los abro, todo aquello a mi alrededor se encuentra teñido de rojo. Vuelvo a mirar hacia abajo, apreciando así que los coches que apenas unos minutos atrás habían estado circulando ahora se encontraban destrozados.

Inclinándome un poco hacia delante noto cómo el aire golpea mi rostro.

¿Cuándo podré escapar de este bucle entre buena y mala suerte?

-K-Komaeda -una voz temblorosa dice detrás de mí.

No tardo mucho en girarme para ver a una de las enfermeras, quien ya ha encendido todas las luces de la azotea y se acerca a mí a paso apresurado.

-¡N-No tienes permitido salir de tu habitación! Y más sin tomar tu medicación...

Suelto un suspiro y miro abajo por última vez; todo parece haber vuelto a la normalidad. Por lo que me pongo en pie y camino en dirección a mi habitación, dejando detrás a la enfermera de morado cabello. Una vez llego a esta, espero la llegada de la contraria, quien me coloca una vía tras hacerme tomar las pastillas correspondientes.

Miro hacia mi derecha, donde se halla una pequeña ventana. Ignoro el sonido de la puerta, el cual indica que Tsumiki-san ya se ha marchado. Al otro lado de la misma todos parecen seguir con sus vidas; claro que lo hacen...

¿Por qué se preocuparían por una insignificante basura como yo?

De pronto un rostro acude a mi mente. Soy consciente de que él lo haría, si siguiese aquí, al igual que esa otra persona que ha llegado en su lugar. En cierto modo... Me hace feliz; ¿soy egoísta por ello? Soy egoísta... ¿Porque me transmita alegría que ellos se preocupen por mí? Recuerdo cómo me sentí cuando dejó de ser él, cuando yo aún no estaba en el hospital. Echaba en falta el latido de su corazón, realmente anhelaba escuchar su sonido...

❀ · KomaHina - KamuKoma || one-shots · ❀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora