|Capítulo 4|Escapada ¿a media noche?

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A penas tardaron diez minutos en aparecer, Jesús me cogió de la mano y yo me dejé llevar, y sin darme cuenta, estaba abrazada a el, sentí que el universo se paraba y mi corazón latía más rápido que nunca, los problemas desaparecian y yo... yo... yo nunca me había sentio mejor, me hubiera tirado así toda la vida hasta que Dani dijo:

-¿Bueno tortolitoh paraih ya? Que yoh tambien la quiero abrazah.

Acto seguido solté a Jesús y abracé a Dani, no sentí lo mismo, más bien era un sentimiento de felicidad completa, tampoco sentía problemas, pero a diferencia de Jesús con el me sentía segura, nada ni nadie me podría quitar esa felicidad que sentí, pero al poco tiempo, como todos los abrazos, se acabó.

Comenzamos a caminar, todos en silencio, hasta que, como no, Dani habló.

-¡AAAAH! Como soportaih ehtar en silencio?

-Dani no soporta el silencio -Añadió Jesús.

Al poco tiempo lleguemos a un prado, con un riachuelo, con luciernagas que iluminaban el paisaje.

-¿¡Pero dónde estamos!? -grité

Ambos se rieron

-En nuestro sitio favorito -contestó Jesús

-Mujeeh, ven y tumbateh -Dijo Dani

-Este quiere serso -Añadió Jesús entre risas.

Una risa tonta se apoderó de mí, y me tumbé en aquel prado, mirando al cielo, los gemelos se tumbarón cada uno a un lado mio.

-Nunca había visto tantas estrellas juntas -Dije

-Son preciosas -Contestó Jesús

-Dehaoh de cursilah, oye niña, ¿Te llamah Carmen, verdad?

-Sí -Repliqué- y no soy una niña, ¿Cómo lo sabes?

-En la notita ponía por detrás "Carmen y" -Dijo entre rísas- Pero no salía el otro nombre, ¿Qué ponía?

-Carmen y Mónica, mi antigüa mejor amiga -Dije

-Oye Carmencita, ¿A quien prefereh? -Dijo Dani

-¿De qué?

-De nosotroh doh, imaginateh que teneh que elegí a uno

No sabía que decir, los dos eran tan agakfbsh *-*... No sabía que hacer, ni que decir, hasta que, sonó en mi móvil la canción de impossible, era mi madre enfadada:

-¡CARMEN! ¿DÓNDE ESTÁS? Son las doce y cuarto, es muy tarde, ven ya por fabor, no hagas que me preocupe más. -Dijo mi madre, que colgó al acabar de hablar.

-He de irme -dije- Era mi madre, esta muy preocupada y es muy tarde.

-Pues vamonos, te acompañamos pequeña. -Dijo Jesús con una sonrísa

Los tres comencemos a andar, no hubo una palabra hasta llegar al hotel

Una vez allí volví a abrazarles y a sentir lo mismo, les quería, demasiado.

Les ví irse y Dani gritó

-¡Qué sepah que ereh preciosa y que te quieroh!

Rozando El Paraíso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora