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– ¡Elsa, vine tan rápido como pude salirme de la práctica de neurociruji--!
Antes de que pudiera terminar de hablar, una carcajada limpia había salido de su misma garganta.
Se encontraba en la enfermería, riendo tanto que le dolía su estómago y un tanto de su espalda y mejillas: Elsa había hecho un gran lío por un pequeño chichón en su frente, el cual trataba de desinflamar con un bolso de hielo. Su cabello estaba enmarañado y su vestimenta algo sucia.
– ¿Que rayos te sucedió a ti? –habló por fin Jack, conteniendo su risa.
– Intenté apuntarme al grupo de animadoras de el equipo para esta temporada –susurró con un puchero.
– ¿Y, que? ¿Te pasó el equipo entero de fútbol americano encima tuyo o que? –rió.
– Yo... definitivamente no debí intentar hacer esa maroma.
Jack rió aún más mientras corría nuevamente su vista sobre la vestimenta de Elsa, y efectivamente usaba el uniforme de las porristas de el equipo.
Miró a Elsa sentarse a los pies de la camilla y todo se detuvo para el. La falda corta de el uniforme dejaba ver sus apretujados shorts de licra debajo y su camiseta de el mismo material se había alzado, dejando su pálido estómago al aire.
Por impulso, se acercó hasta quedar a un lado de su mejor amiga. Colocando su mano en el vientre plano de Elsa, caliente al tacto, suave. Sus dedos corren por la superficie de porcelana, bajando hasta su falda y subiéndola por un extremo, resbaló su mano por sus muslos, rozando el dorso y la palma de su mano contra ellos.
Su corazón comenzó a latir a toda prisa y la adrenalina subía y bajaba. Rompiendo, explorando, corriendo por cada extremidad de su cuerpo.
Deslizó su dedo pulgar por el interior de el muslo, para finalmente encontrarse con su short. No da más, sus pantalones comienzan a apretar su entrepierna sin piedad.
Algo lo impulsa a tocar más allá, quería y sentía esa necesidad que le invitaba a gritos hacerlo.
Parpadeó.
Sus pupilas se dilatan y vuelven a su estado natural en menos de un segundo, sin lograr moverse ni decir absolutamente nada. En el intento de analizar la situación se da cuenta de cuán cerca estuvo de tocar a Elsa, además, el tiempo le es suficiente para evidenciarse de la elección bajo sus jeans.
Su mano está rozando la rodilla de Elsa, casi a nada de sujetarla. Es entonces cuando la chica toma delicadamente su mano, pero es imposible para él. La aparta.
– ¿Jack? –la dulzura en su voz no ayudó en lo más mínimo, la quiere en ese momento, la quiere bajo el, la quiere para él– ¿Jack? ¿Q-Que pasa?
– Nada..., nada. No es nada –sus ojos miraron a la chica y sus gestos, su ceño estaba fruncido curiosamente, preocupada–. ¿Cómo te sientes? Te diste un buen golpe en la cabeza.
Elsa se retira el hielo de la cabeza y lo coloca en su regazo, extrañada de su comportamiento, entrecerrando los ojos al mirarlo.
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Cómo vivir con un Frost, y no morir en el intento [Jelsa]
Fiksi PenggemarElsa está harta de compartir departamento con su mejor amigo, Jack, un atractivo soltero empedernido que lleva sus conquistas de una noche todo los días. Todo cae cuesta abajo cuando Elsa comienza a notar lo insoportablemente candente que es su comp...