Nada más puede empeorar... ¿No?

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Me despierto, muy cansada y con mucho dolor de cabeza, y voy al baño. Cuando salgo, empiezo a buscar a mi madre ya que no estaba acostada en su cama, era muy raro esto. La despierto a mi hermana para que me ayude a buscarla, pero no huvo resultados. Luego de un instante, las dos vemos la puerta de nuestro cuarto cerrado, estaba más caluroso cada vez que te acercabas y era muy extraño.
Mi hermana, preocupada, decide abrir la puerta. Apoyó su mano en el picaporte de la puerta, que en ese momento estaba caliente, y finalmente la abrió.
Entramos al cuarto e intentamos despertarla, pero apenas pasaron unos segundos y sentíamos que nos estabamos ahogándo; mi hermana reaccionó rápidamente, levantó la persiana y abrió la ventana.
Dominada por los nervios, ella agarró el teléfono y marcó al 911.
La policía irrumpió en la casa, encontraron a dos chicas de 12 y 15 años, la de 12 no paraba de llorar.

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Estamos (una vez más) en la comisaria, ya que debemos contestar unas preguntas y nos dejarán libres.

-Hola, Ashley. -Dice una voz suave, con tono de mujer.

-Hola. -Respondo yo, sin saber quién era.

-Soy la Sheriff -Se acerca hacia mí- Lamento mucho la pérdida de su madre.

-Gracias. -Digo con un tono muy frío, no sabía que hacer.

-Esto es muy raro... -Insinúa la Sheriff.

-¿Qué es raro? -Pregunto con confusión, no sabía a qué se refería.

-Que, si a mí se me muere mi madre, estaría llorando todo el día. -Dice con un tono muy sospechoso.

-No entiendo a qué se refiere, Sheriff.

-¿Por qué no estás llorando, Ashley? -Pregunta.

En ese momento mi corazón empezó a latir muy rápido, no sabía qué hacer para que ella se quedara conforme con lo que le decía.

-¿Qué trata de decir? -Se me ponen los ojos rojos- ¿¡Acaso está diciendo que yo no la quería!? -Lo que dice uno cuando se vé obligado a hacerlo- ¡Eso es una falta de respeto, Sheriff! -Suelto una lágrima- No puedo creer que me diga esto...

-Lo siento, Ashley. -Me dice.

-Sólo me ha lastimado. -Digo cómo para que entienda que me debe dejar a solas.

-Igual tendré que ponerle un terapeuta o un psicólogo.

-¿¡¡¡QUÉ!!!? -Digo con mucha sorpresa ¿¡Acaso me trata de loca!? ¡Quién se cree!

-Debemos conocer su estado mental, no podemos dejarla así. Debemos continuar con el caso aunque esté claro, y yo no la veo muy sana.

-Por favor, ya he ido al psicólogo por 8/9 años ¡Se lo ruego!

-¿Has ido al psicólogo? -Pregunta y pone cara de interesada.

-Sí. -Respondo segura- Le puedo pasar el contacto.

-Está bien.

-Estoy bien, muchas gracias.

-Acaba de fallecer su madre, debe recuperarse.

-Pero el psicólogo no me servirá, puedo superarlo sola. Muchas gracias. -¡¡UGHHHHH!!

-¿Crées que el psicólogo no te ayudará? -Dice.

-No. -¡Estúpida, hubieras dicho otra cosa!

-Entonces le estableceré un psiquiatra.

-¿¡¡UN PSIQUIATRA!!? -Estoy a punto del infarto- ¡No, estoy bien! ¡Por favor!

-No, le daré los papeles y el contacto a su familia, si su familia no la manda, yo lo haré. -Me interrumpe antes de hablar- Terminamos aquí. -Se va.

¿¡¡Qué!!? ¿¡Acaso esa idiota quiere que vea a un psiquiatra!?
No lo permitiré. Tendré que hacer algo al respecto.

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Ya era la tarde, día nublado, típico de esta época. Caminando por el corredor, me encuentro a Barry con su hermano.

-(Mirando hacia otro lado) ¡Qué no me vea! -Susurré.

-¿Disculpa? -Dice el hermano.

-Discúlpame tú, no te conozco y no quiero hacerlo. -Trato de caminar pero me interrumpen.

-Yo sí te conozco. -Dice Barry.

-¿Nos conocemos? -Me hago la pensante- ¡Disculpa, no te recuerdo! -Revoleo los ojos y trato de volver a caminar.

-¿Oye, qué te pasa? -Pregunta el hermano.

-¿¡Acaso no puedo tener un día normal, sin que me hagan preguntas!? -Grito.

-Lo siento... -Me dice aquel chico. con una mirada muy particular, me sentí rara cuando me miró a los ojos.

-No -Tratando de arreglarla- Discúlpenme ustedes. No tengo un buen día. Lo siento.

-Está bien -Dice el hermano.

-¿Cómo te llamás tú? -Le pregunto ya que no sabía su nombre.

-Mi nombre es Zack. -Dice seguro.

-Y el mío e-Lo interumpo.

-Barry, ya lo sé. -Dios, no quería que me salte con cosas de Cat o algo así- Disculpa por decirte lo de Cat así. -Mentira.

-No pasa nada, todos tenemos malos días. -Dice Zack.

-(Hago una sonrisa) Me debo ir.

-Está bien, te veo mañana en la escuela. -Dice Zack.

-Sí, adiós. -Me voy.

Wow, eso sí fue incómodo. Zack me incomóda mucho, no entiendo esta sensación rara. Ya se pasará. Ahora trato de volver a casa, ya que no me tengo que mudar porque mis abuelos viven en el mismo territorio que el mío.

Ya llegando a casa, las ambulancias y la policía invadieron mi casa. Entro, preocupado y pregunto qué pasó. Los de emergencias dicen que lo vea por mí mismo. Busco a mis abuelos, no los encuentro y por lo tanto entro a su cuarto. Los dos, agarrados de la mano, en su cama, sin respirar. Los de emergencias dicen que fue muerte natural, se murieron de tristeza los dos ¿Será por lo de mi madre? ¿O fue casualidad?

Los dos eran muy malos conmigo, pero eran mejor que mi madre (por un poco). No les deseaba el mal.

Pasaron algunas horas y la Sheriff me viene a hablar.

-Lo siento mucho, Ashley. -Dice.

-Gracias, quiero estar solo. -Le digo con el tono un poco alto y furioso.

-Está bien... -Dice sospechosamente.

-Gracias. -Digo.

-(Se queda pensativa) ¿Acaso has dicho que quieres estar solo?

-Sí, por favor.

-Pero Ashley... Tú eres mujer.

-(Se queda pensativa unos segundos) Fue un error mío, obviamente soy mujer.

-Está bien. -Dice.

-Quiero estar sola, por favor.

-Lo haré. -Pausa unos segundos- Tienes que ver ese psiquiatra lo más antes posible. -Se va.

Mi cara cambió completamente. Pero luego de unos segundos apareció Norma y me dijo que todo estará bien, que no le preste atención. Después de todo, nada más puede empeorar... ¿No?

Asesinatos de la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora