¿Hay alguien en el sótano?

30 3 0
                                    

No puedo creer que esto esté pasando. Estaba todo bien mientras no me recordaban esos nombres. ¡Cat y Sam! Por Dios, esto no es real. Esto es un sueño, despertaré y nadie hará ninguna investigación ni interrogatorios de nada. (Me pellizco el brazo) ¡Esto es real! Debo tratar de hacer algo.

Hoy es jueves, no creo que hay ningún problema. Lo peor pasó ayer ¿Qué más puede pasar?

Camino lentamente hacia el colegio, ya que quiero llegar tarde. No quiero ir a la escuela sabiendo que tendré que idear planes para liberarme de otras personas que meten sus narices en donde no deben. Mientras tanto me pondré mis auriculares, prenderé mi música y me tranquilizaré.

------------------------------------------------------

No hay nadie en la escuela... Qué raro. Tal vez llegan tarde... ¿Pero todos juntos? Wow, creo que hoy no hay escuela. Voy a la preceptoría y hablo con mi preceptora.

—Hoy tenían hora libre, y debían entrar 9:30 a.m. —Dice.

—Oh, disculpa. Nadie me podía traer más tarde. —Le digo.

—Está bien. —Dice— Creo que puedes irte, porque la otra profesora también está enferma. —Agarra un libro que tenía arriba de su escritorio— Sólo firma aquí.

Firmo, me saluda y me voy camino a casa. Estaba escuchando PopRocks & Coke de Green Day, cuando de repente aparece Matthew.

—Wow. —Quedo asombrada— Hace tanto tiempo no te veía.

—¿Me saludarás? —Dice.

—No lo sé ¿Eso implica saludarte en la mejilla? —Le digo con una cara particular.

—No has cambiado nada. —Dice, riéndose un poco.

—¿Y qué te trae por aquí?—Pregunto.

—Sólo me gusta recordar las veces que pasábamos aquí, con Travis.

—Qué lindos momentos... —Digo pensante.

—Sí. —Dice.

—Daría lo que fuera para volver a pasarlos.

—Pero si quieres podemos organizar bien un día, y venir otra vez aquí. —Dice mientras camina en dirección para mi hogar.

—Tal vez... —Le digo y me pongo a caminar.

(Queda un minuto en silencio) ¿Y cómo te va en la vida? —Pregunta.

—Bien. —Quedo pensante— Creo...

—¿Por qué?

—Es que alguien está matando a mis amigos... —QUE NO HABLES.

—¿Cómo? —Dice confundido.

—Sólo tengo a Rose... —Pauso unos segundos— Los demás están muertos.

—Wow. —Dice asombrado y asustado.

—Sí...

—¿Crees que puede venir a por mí también? —Pregunta.

—No lo sé... —Respondo— ¿Te conoce?

—Es la primera vez que te veo después de lo que pasó.

—No irá por tí.

Pasan unos segundos por un silencio muy incómodo. Para de caminar y dice.

—Bueno, debo ir a la escuela.

—Esta bien. —Le digo.

—Me gustó haberte visto de nuevo.

—A mí también...

—Adiós.

Wow... Eso no me lo esperaba. Camino más rápido, pero paro a ratos porque siento que algo me persigue. Es muy incómoda esa situación.

Por fin. Llegué a casa. Voy a prepararme un desayuno grande y a mi gusto.
Estoy muy relajada... Por fin algo bueno en mi vida. Sólo quiero estar feliz por un rato, sin nada que me interrumpa. Voy a buscar algo afuer... What? ¿La puerta estaba abierta?
Fui despacio hacia mi cuarto, y agarré un palo. Lentamente, fui hacia la cocina, pasé el comedor y cruzé la puerta. ¿Quién estaba? Barry. No pude, decidí pegarle con el palo en la cabeza. Lo hise y cayó desmayado al piso. Lo arrastré por todo el piso, pasando por el comedor, la cocina y mi cuarto. Lo dejé ahí, inconsciente, no sabía que hacer. Pero no lo podía matar, y lo sabía. Voy a seguir con lo que estaba haciendo mientras Barry está desmayado.

------------------------------------------------------

Mi teléfono marcó una notificación, sonando muy alto e hizo que sobresaltara. Lo desbloquié, pero sólo era un mensaje de un grupo que hizo la profesora de coro con todos mis compañeros. Mirando los miembros del grupo, encontré a Jim. Decidí hablarle, para pedirle disculpas. Él me devolvió el mensaje y nos quedamos hablando por un buen rato. Era un buen chico, me agradaba y me gustaba su carácter. Tal vez podemos ser amigos. Pero no irá más lejos.

Estaba hablando con él hasta que un sonido en mi cuarto se escuchó. Fui corriendo, era Barry que había despertado.

—¿Qué haces aquí? —Pongo cara de sorprendida.

—No lo sé. —Tratando de recordar— Creo que me tropezé y me golpié la cabeza.

—Barry... ¿¡Qué demonios haces en mi casa!?

—¡No lo sé! —Grita.

(Le tapo la boca) ¿Qué has visto? —Le destapo.

—Nada. No lo recuerdo. —Dice tratando de pensar.

(Agarrando el palo) Está bien... —Me acerco a él— Me lo dirás por la fuerza. —Le pego con el palo en la cabeza muy fuerte.

Lo agarro de los piés, corro mi cajonera grande, levanto la alfombra y abro la puerta del sótano. Voy bajando las escaleras, se escucha el golpe de la cabeza de Barry contra los escalones y eso me tranquiliza. Abro una puerta escondida entre las paredes (Es como un congelador, pero no está activo y está oculto entre las paredes) y lo tiro a Barry ahí. Agarro una soga y le ato los piés y las manos a una silla que está hecha y amarrada al suelo, muy dura. Le tapo la boca con cinta, subo las escaleras y cierro la puerta.

Asesinatos de la escuelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora