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"¿Por qué lloras? Si jamás abriste el corazón. ¿Por qué lloras? Si tú nunca diste lo mejor de ti... Fui estúpido al pensar que ibas a cambiar por mi..."
—¿Por qué lloras? – Madison ft. Matisse

Este capítulo va dedicado a kotomi-chan25 , que es nueva por aquí~, y a Taeil_M ... perdona por hacerlos esperar tanto~. También a Cleoru Misumi, en Fanfiction net, te amo, nena~.

El celular de Shinya timbró unas seis veces antes de contestar. El aparato sonaba casi desesperado ante la mirada desganada de su dueño. Finalmente vibró un par de veces más antes de que la voz de Mahiru llegara a sus oídos.

—Hey, Shinya —fue el saludo de su prometida. Shinya solo podía pensar en que ella debía estar definitivamente loca si creía que todo estaba bien entre ellos.

Llevaba tiempo pensándolo así. Mahiru sabía que estaba lastimándolo cada que enviaba mensajes y fotografías sobre Guren; lo sabía, porque ella supo que estaba enamorado del pelinegro incluso antes de que Shinya lo admitiera para si mismo. Ella disfrutaba viéndolos destruirse por su culpa. A ella le gustaba hacerse la desentendida y luego quemar a Shinya con sus palabras. Seguro le había hecho algo similar a Guren, aunque el albino dudaba un poco de que él causara alguna especie de problema para la cordura de su ex mejor amigo; al menos no en la que él lo era para Shinya.

—Verás, Shin... —la voz de Mahiru estaba cubierta de dulce, de caramelo pegajoso—. Me encuentro con alguien que quiere hablar contigo...

"No me digas Shin", quiso escupirle. Fue llamado así por Guren en más de una ocasión. Le gustaba cómo sonaba con su voz, no con la de ella. No quería que la hipocresía manchara una palabra que le había causado millones de emociones la primera vez que él se lo dijo.

—Hey, Shinya~ —esa voz le hizo regresar a un mundo donde la paz reinaba y no estaba asesinando a su prometida a través de ondas de celular—. Amor, vuelve a la cama... —ronroneó Mito, desde la comodidad de su cama.

Las mejillas de Shinya se volvieron completamente rojas; Krul, sentada justo al lado de la pelirroja, se retorcía en una carcajada silenciosa. Mito lo miró con una ceja arqueada, con una sonrisa sugerente.

—Verás, Mahiru —dijo él, imitando el tono en que ella le había hablado—. Justo ahora estoy algo... ocupado. Mi secretaria tomará tu recado.

—Mmm... Shin~, no nos hagas esperar más —dijo Krul en la voz más sensual que le había escuchado alguna vez. De poder sentir deseo sexual, quizá eso le hubiera encendido—. Quien sea, puede esperar, ¿no? —su voz era suave como seda y viajaba acariciando el aire.

—¿Qué pasa si te digo que es Shinoa? —gruñó Mahiru. Empezaba a enfurecer, ¿por qué él tenía una mejor vida sexual que ella? No era justo. Shinya era un cualquiera, ¿no era obvio?

—Sabría que estás mintiendo, porque hablé con ella hace un rato y...

—Shin, por favor... —era la voz de Mito, con un leve acento que se acababa de sacar de la manga. Ella había viajado hasta poder susurrarlo cerca del micrófono.

Mahiru, en Japón, se sonrojó hasta las orejas. Guren la miraba inquieto, casi desesperado. La noche anterior, ella lo había engañado para no comunicarle con Shinya, pero ahora, de nuevo con 39 grados de temperatura, se había puesto difícil para conseguir al menos la voz de su amigo por un segundo.

Si aún no es muy tarde [GureShin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora