7.La resistencia

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El suelo bajo nuestros pies empieza a temblar. La arena se hunde y nos arrastra con ella como si de elevador se tratase.

Algunos gritan, otros observan, pero todos tenemos la misma pregunta: ¿A dónde se supone que esto nos lleva?

Por el movimiento la arena comienza a elevarse, mi visión se torna borrosa gracias al polvo repentino y de repente me siento caer. Cierro mis ojos por el impacto y al volver a abrirlos me encuentro con los demás a mí al rededor, algunos sentados y otros acostados sobre el suelo. Los uniformados se encontraban de pie, parecían estar acostumbrados a tal punto de encontrar el equilibrio.

Mi vista viaja hacia arriba, donde había un gran agujero en forma de círculo cerrándose de manera rápida. Las compuertas no hacen ruido, algo que me extrañó.

Observo a mí al rededor intentando comprender, aún había arena en el suelo, pero parecía haber caído con nosotros a la hora de abrir esa compuerta. Parpadeo, ¿Dónde estábamos? No había nada, estábamos en un cuarto sin ventanas ni vista hacia afuera, solo paredes grises y un bombillo en el techo, sin contar la puerta.

Me levanto a duras penas, no podía hacer mucho esfuerzo con el brazo izquierdo gracias a la herida de bala. Busco a Taty con la mirada, y al encontrarla le extiendo la mano derecha para ayudarla a parar, ella la acepta sin rechistar.

Nos ordenan formar un círculo, obedecemos, pero claro que no faltó el típico comentario: Pasamos de un tiroteo a Kínder, bello de alguno de los chicos. Brian se abrió paso en el círculo hasta llegar al centro, me miró por unos segundos suspirando y luego simplemente pasó su vista por los demás.

—Posiblemente tengan algunas dudas o no recuerden algunas cosas... —comienza mi primo, pero es interrumpido por Taty quien da un paso al frente deformando el círculo.

—¿Algunas? ¡¿Algunas?! ¡Mi j*dida existencia está en duda, sé coherente!

—Como decía, sé que tienen dudas —la ignora, halo del brazo de Taty para que regrese a su puesto—. Yo mismo me encargaré de responderlas todas y cada una, pero no ahora, mañana. Ahora mismo es tarde, hemos caminado todo el día y merecen descanso. Tras esa puerta hay un pequeño fragmento de algo llamado: La Resistencia, les explicaré en que consiste todo mañana. Pero ahora los voy a conducir a los cuartos para que puedan dormir.

Y entonces el rubio abre la puerta y el pasillo oscuro se hace notar. Está poco iluminado por unas pequeñas luces azules provenientes del suelo. Entramos en fila al pasillo, con Brian liderándola. Me incomodaba pensar como parecía tan cómodo con la herida en su espalda, ni siquiera debería estar caminando bien.

El pasillo se ilumina, por lo que sé que han abierto una puerta. Al salir, me fijo en todo.

Había personas yendo de aquí para allá, algunas parecían estar hablando solas, uno o dos pasaron frente a nosotros tecleando algo en las pantallas holográficas que me recordaban a la de Isaac. Esto parecía más como una gran sala, el punto de encuentro de todo el lugar: Lo sé porque no había nada en concreto, pero un montón de caminos se abrían paso a través de distintas puertas.

—Tardaron en llegar —escucho una voz femenina tras nuestro, la observo y me encuentro con una chica castaña. Es algo delgada, pero apostaría a que con un arma en mano sería capaz de matarme. O bueno, ya ni sé que pensar de todo esto—. Me presento: Soy Alicia Jefferson, encargada de las chicas esta noche. Así que, a menos que quieran dormir aquí afuera, síganme.

Observo de reojo a Brian mientras Alicia se da la vuelta, él asiente en mi dirección, dando por entendido que en lo que queda del camino Alicia se encargará de nosotras. Y estaba asustada, lo admito, con todo lo que ha pasado el temor no salía de mi sistema.

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