Corro lejos de aquella puerta, ¿Dónde estaba Taty?
Decido salir del pequeño cuarto doblando en una esquina y regresando al centro de todo. Justo donde había despertado antes.
La diferencia es que ahora nadie gritaba, nadie lloraba, nadie reía, nadie estaba sucio ni con ropa rota (Supongo que a todos le permitieron el aseo y cambiar sus prendas). Todos estaban sentados sobre el suelo mirando fijamente a una pared con caras de angustia en sus rostros.
Estoy confundida por la actitud de todos, hasta que me adentro al grupo y comienzo a buscar entre la gente a mi mejor amiga. Pronto me topo con sus ojos azules que miraban el muro con miedo y terror.
Decido por primera vez fijar mis ojos en la pared, me tomo la sorpresa de que están proyectando algo. Me acerco un poco más para al fin poder captar exactamente que era aquello.
Llevo una mano a mi boca con sorpresa y angustia. Era el chico rubio con el que había hablado justo al despertar, pero esta vez no tenía la mirada de indiferencia de antes, ahora tenía una mirada de loco.
Y no es que antes no lo estuviera, dado a que estaba feliz por lo que él suponía que pasaría. Pero ya no estaba feliz, sus ojos psicópatas miraban todo con miedo.
Estaba atado a una cama metálica mientras un hombre se acercaba arrastrando una mesa con distintos instrumentos de tortura. Yo conocía aquel sujeto, pero eran solo pequeños borrones en mi mente.
Sus gritos no tardaron en aparecer, estaba sufriendo. Aquel hombre había comenzado a torturarlo sin siquiera hablar primero o decir el por que lo hacía.
El rubio lloraba con desesperación y se retorcía en un intento en vano de salir corriendo.
-¡¿Qué quieres?!- Su voz suena con desgarro, como si hubiera sacado todas sus fuerzas desde dentro para poder gritar a pesar del dolor. El hombre ríe y sigue con su trabajo.
Recuerdo cuando Madeline amenazaba con cortar dedos si la molestabamos mucho, siempre nos reíamos de eso porque nos parecía estúpido. Vaya que nos equivocamos.
El rubio soltó un grito de dolor cuando su dedo meñique de la mano izquierda fue cortado. Le siguió el dedo índice y el pulgar, así hasta dejar toda una mano sin dedos.
-¿Cómo te llamas?- Inquiere el hombre con suma tranquilidad, el rubio lloraba y gritaba del dolor que sentía- ¿Cómo te llamas? Dilo ahora si no quieres perder los otros dedos.
-Jean- Habla con algo de titubeos mientras su cuerpo temblaba y miraba con terror a quien le había provocado tanto dolor.
-¿Jean qué?- Inquiere al tiempo que lava el cuchillo que antes utilizó. Jean no responde- Repito, ¿Jean qué?
-Cli... Cli...- Un sollozo lo interrumpe, y pronto es reemplazado por otro grito. Le había lanzado el cuchillo al dorso de la otra mano.
-¡¿Jean qué?!- Exige saber, Jean lloraba con fuerza mientras aún se retorcía pidiendo salir. El desconocido se acerca a Jean y comienza a jugar con el cuchillo enterrandolo aún más y moviendolo a distintos lados, pero no lo sacaba.
-Clifford- Termina al fin, el cuchillo es sacado de su mano provocando otro chillido.
-Tienes un hermano, ¿Verdad?- Pregunta curioso. Los ojos de Jean se abren aún más y hace una mueca adolorida cuando el otro loco entierra el cuchillo en su pierna y comienza a deslizarlo hacia un lado. La sangre manchó su pantalón con rapidez.
-¡TODO es tu culpa!- Se queja por el dolor- Eres el mald*to culpable de todo esto- No sé si lo decía con odio o con tristeza, pero el llanto aún no paraba. Ya no peleaba, él sabía que iba a morir.
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Rebeldes
Science FictionNo sé qué sucedió ni cómo. Lo último que recuerdo es despedirme de mi hermana y de mis padres e irme con unos amigos a la universidad. Ahora despierto aquí, en un sitio que ni siquiera conozco. Rodeada de personas desconocidas. Escucho gritos de ter...