II: Confrontación

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Gracias a mi gente bonita del foro Behind The Horror, a las hermanas, a Pily, a Gaby991 y a mi querida beta Light of Moon.

Me metí en un lío, tengo fics pendientes y aquí me tienen haciendo otro más, no tengo abuela jajaja.

Resident Evil no me pertenece, por desgracia, solo el argumento.

Infiel

Por GeishaPax

II: Confrontación


Claire lo esperaba sentada, pacientemente. Curiosamente, estaba muy tranquila. Su corazón latía a un ritmo normal y tenía las manos apoyadas relajadamente sobre el regazo.

Leon volvió a la habitación. Se había desanudado la corbata y desabrochado el cuello de la camisa.

Estiró las piernas y tomó el vaso con ambas manos. Claire se fijó en sus dedos: largos, fuertes y con las uñas perfectamente cortadas. Era un hombre fuerte y alto, y siempre aseado. Buenos zapatos, trajes elegantes, camisas a medida y corbatas de seda. Estaba más pálido que de costumbre, pero su semblante, que reflejaba tensión, seguía siendo atractivo. Sus rasgos eran bien formados y suaves tenía la nariz recta y en la boca, un gesto de determinación.

Iba a cumplir cuarenta años y siempre había sido muy masculino, aunque, con el paso de los años, habían ido aflorando otras facetas de su carácter. Había adquirido una fuerza interior, que, tal vez, suele aparecer siempre con la madurez, y una nueva confianza y conciencia de la propia valía. Su rostro reflejaba su personalidad, es decir, la de un hombre acostumbrado a ejercer el poder y con la capacidad de superar eficazmente las dificultades. En su compañía, se tenía la sensación de estar ante un hombre especial.

Otro rasgo eminente de su personalidad, pensaba Claire, era su dominio de sí mismo. Leon siempre había poseído una gran capacidad para controlar sus emociones, raramente perdía los nervios, raramente se irritaba cuando las cosas no marchaban como él quería. Ante los problemas, tenía la rara habilidad de olvidar los aspectos negativos y extraer lo más positivo de la situación. Aquél era el rasgo más sobresaliente de Leon Scott Kennedy.

Manteniendo un delicado equilibrio entre el éxito y el desastre, aunque sin llegar a poner en peligro el bienestar de su familia, había construido un pequeño imperio. Por el contrario, la había rodeado de lujo, tanto como podía desear.

No miró a Claire y saliendo de nueva cuenta se dirigió a su sitio favorito de toda la casa: directo al mueble bar para servirse un whisky. La mujer lo siguió sin hablar.

—¿Quieres uno? — le preguntó.

Ella negó con la cabeza. Leon no repitió la pregunta, tampoco la miró. Se sirvió una generosa cantidad de whisky y se sentó en el sofá, frente a ella. Dio un largo trago.

—Tienes una amiga muy fiel. —dijo.

"Y un marido infiel", pensó Claire.

Leon cerró los ojos. No la había mirado desde que entrara en la habitación.

—Y ahora, ¿qué? — preguntó de repente, levantando los párpados y revelando la belleza de sus ojos azules y profundos.

Así que no iba a tratar de negar nada, deseaba encontrar algo que decir, pero no sabía qué.

—Dímelo tú — habló, todavía con aquella tranquilidad asombrosa.

Hunnigan debía haberle dicho que temía que cometiera colgarse de una lámpara.

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