IX: Ultimátum

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Gracias a mi gente bonita del foro Behind The Horror, a las hermanas, a Pily, a Gaby991 y a mi querida beta Light of Moon.

Resident Evil no me pertenece, por desgracia, solo el argumento.

Infiel

Por GeishaPax

IX: Ultimátum

Claire no volvió a sus clases de dibujo. Fue una decisión enteramente suya, en parte temiendo la reacción del italiano al verla y saber que Leon prácticamente le había roto las piernas por su culpa. Había recuperado el amor por el dibujo, pero el sentido común le decía que no debía volver a las clases si Giovanni estaba allí. Pero no dejó de dibujar, y sus caricaturas de los niños se podían encontrar por toda la casa. Sin que mediara ningún acuerdo entre ellos, Leon empezó a invitarla a salir todos los miércoles, como si quisiera compensarla por todo lo que había perdido.

También salían a buscar casa. Les llevó mucho tiempo encontrar una que les convenciera a todos.

—¡Así nunca vamos a encontrar casa! —le dijo secamente a su esposo después de pasar un fin de semana examinando todas las propiedades en venta de los alrededores y comprobar que nunca coincidían en la elección.

—¿Para qué quieres una casa tan grande? —se quejó después de ver una mansión demasiado grande como para que se pudiera vivir cómodamente en ella. —Puede que necesitemos una casa más grande que ésta, pero no tanto. No será para que tengamos habitaciones libres para tus amigos, ¿no?

—La verdad es que aquí no podemos invitar a nadie. —replicó desafiante. —Y creo, cielo, que, después de todo lo que he trabajado para que podamos comprar casi lo que queramos, deberías darme el placer de comprar algo especial.

Al cabo de algún tiempo, encontraron algo que les gustaba a los dos. Una vieja casa solariega de ladrillo rojo con grandes ventanales y techos altos. Estaba en una pequeña finca delimitada por un alto muro de ladrillo y árboles, para resguardar la intimidad del lugar. El lugar tenía el prestigio que Leon buscaba y era lo bastante acogedor para convertirse en el hogar que quería construir Claire. A los mellizos les gustaba porque tenía piscina cubierta y establos. Además, tenía una pequeña casa para huéspedes ideal para los padres de Leon, e incluso para la visita de sus viejos compañeros.

En las habitaciones del piso de abajo, vivía una pareja mayor que llevaba cuidando de la propiedad más de veinte años y que estaban muy preocupados por su futuro después de que la casa se vendiera. El buen corazón de Claire le impidió despedirlos, y el agente se alegró porque así tendrían una asistenta permanente, que liberaría a su mujer de muchos trabajos, y un jardinero y chofer para llevar y traer a los niños de la guardería y en un futuro del preescolar.

Claire se sumergió en la deliciosa tarea de redecorar su nuevo hogar, y descubrió, para su sorpresa, que tenía un gran gusto para hacerla. Llevaba el embarazo mejor que el de los mellizos y, mientras el invierno dejaba paso a la primavera, la casa empezaba a estar lo bastante bien acondicionada como para que consideraran la idea de mudarse.

El agente estaba metido hasta el cuello en otra misión importante, que había trabajado para en el pasado y que atravesaba dificultades importantes por ser una investigación larga de algunos traficantes en el mercado negro, así que pasaba más tiempo en el norte del país que en Washington, mientras Claire trataba de concluir los preparativos de la mudanza antes de que su embarazo se lo impidiera.

Helena se había disuelto de sus pensamientos a medida que habían ido pasando los meses y no había vuelto a atormentarla mientras hacían el amor, aunque ella seguía necesitando hacer el amor a oscuras. Pero, al menos, había logrado superar una infidelidad que había estado a punto de echar a perder su matrimonio. Si no ocurría nada semejante sino al cabo de otros siete años, podría soportarlo. ¿La amaría a ella?, se preguntó.

InfielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora