Capítulo 3. Casi el paraíso

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Advertencia: Antes de leer debo decirte que el capítulo tiene una corta escena de sexo, por lo que si eres sensible a estos temas, mejor no lo leas. Igual yo ya puse la etiqueta de que esta obra lleva contenido solo para adultos, así que lees bajo tu responsabilidad, si no te gusta, vete por la sombrita y sal de la obra.

***

Sentía su calor en mi piel, sus brazos me abarcaban y me cubrían de una manera protectora, su vista la tenía perdida en el hermoso atardecer y yo en estos momentos no quiero moverme, quiero permanecer así junto a él. De manera cuidadosa moví uno de sus brazos, porque quería juntar su mano con la mía, él apretó mi mano por unos segundos, yo le di mi mejor sonrisa coqueta, él me la devolvió, realmente es atractivo este hombre, es lo que pensé. La cercanía se sentía también, como si hubiésemos nacido para estar compaginados, como si nuestros cuerpos se reconocieran ya de hace mucho tiempo.

Aproveche el momento oportuno para hacer una de mis jugadas, me acerque a su rostro, y el pareció notar mi idea, también lo hizo hasta atrapar mis labios en un candente beso, el movió estratégicamente uno de sus brazos y acaricio mis piernas, yo para profundizar el beso tome fuertemente de sus cabellos, nuestras respiraciones se iban alterando poco a poco, después de devorarnos mutuamente, con su boca recorrió mi cuello.

— Sofía, me vuelves loco— dijo apenas.

— Lo sé— conteste algo acalorada, pero tengo que recobrar la compostura y un poco de cordura. -Este no es el sitio adecuado, ya falta poco para que se le acabe el aire y dentro de poco tengo que ir al trabajo.

Era la realidad, tal vez me hubiese tomado el día, si el par de tortolitos de Daniel y Jennifer no hubiesen ido a Cancún. Maldigo mi suerte y envidio la suya, mordí mi labio y me separe de Max.

—  ¿No puedes hacer una pequeña excepción por mí?

— No, tengo que ir, faltan algunos abogados en el bufete.

Listo lo dije, espero que no se enoje pero es parte de mi trabajo.

— Está bien, no te digo que no vayas, pero, ¿no puedes retrasar un poco tu llegada? Tengo planeado que vayamos a dar un paseo por los viñedos.

Busque en mi agenda y en la mañana solo tenía una cita y en la tarde unas tres, nada urgente, tendré que llamar a mi secretaria para que cancele mi cita de la mañana y que la pase en la tarde. Espero que no pegue el grito en el cielo.

Le mande un mensaje de texto dándole todas las indicaciones, ella por supuesto al inicio me hablo de los clientes de la mañana, pero la calme diciéndole que no soy tan prioritarios, así que sí, tengo libre la mañana.

— Tú te comprometes en devolverme en la tarde. — dije sonriente al saber que puedo pasar más tiempo con mi príncipe.

Estoy viviendo un sueño, no, esto es mejor es casi como el paraíso. Nada más que como no soy Eva no me echaran del Edén.

— Sabía que podías hacerlo, esa es mi chica— dice en tono orgulloso, después procede a acariciar mi cabeza, me hubiese molestado si hubiese sido alguien más, pero viniendo de él me pareció tierno— ¿vamos?

Bajamos del globo aerostático. Él fue todo un caballero me ayudo a bajarme, tomo de mi mano y no la soltó en todo el camino.

Llegamos a la casa, y la verdad estaba un poco cansada con algo de sueño, pero estar con Max me animaba, así que ignore mi cansancio. Nos dirigimos al lugar del comedor, ahí nos tenían preparado un exquisito banquete, hasta el hambre me despertó y eso que no acostumbro a desayunar tan temprano.

No me mires, tu mirada es ilegal (LTFL #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora