O c t a v o

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Se dio vuelta y el muchacho de cabello azabache y ojos azules enmarcados por unos gruesos lentes sonrió. No dijo palabra alguna y sólo le entregó un arrugado papel para luego esfumarse por el pasillo.

Olivia lo desdobló un poco confundida. Estaba escrito con una terrible caligrafía, pero algo se podía entender de esas líneas temblorosas, aparente resultado del zic zac mal hecho con un lápiz.

Ella no le tomó mucha importancia y sólo guardó la nota en su bolsillo para seguir su camino hacia la cafetería. Saciar su hambre era mucho más importante que preocuparse por una "invitación".

OLIVIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora