Epílogo

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CANCIÓN PARA EL CAPÍTULO: Gone - Rosé

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CANCIÓN PARA EL CAPÍTULO: Gone - Rosé

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Siempre me han llamado la atención los aeropuertos, en especial porque no hay día en el que no sean un desastre. Y conociendo las desdichas que parecen seguirme a todas partes como mi propia sombra, este detalle se vio multiplicado por mil el día en el que me encontraba al fin sentado entre mi hermana y mi madre a la espera de que el avión que me llevaría lejos de Gunnhild partiera de una vez. Había estado al menos una hora allí pero ni el tiempo podía calmarme.

No era capaz de respirar con normalidad. Tan solo pensar en lo que estaba a punto de hacer me quitaba el aliento de una manera impresionante, como si fuese a asfixiarme si no controlaba la correa que sujetaba mi cuello. En mi interior, en alguna parte de mí, existía un Cameron que estaba llorando, gritando, luchando por hacerse oír. Ese no quería irse. No quería tomar el avión. Era ese el que estaba ahogándome por dentro.

Pero el que razonaba, por primera vez en mi historia, tenía el control. Todavía no sé si debo alegrarme por ello.

Las personas que caminaban de un lugar a otro arrastrando bolsos eran incontables. Afortunadamente tanto mi familia como yo ya habíamos hecho el chequeo para librarnos de ello. Lo único que nos quedaba era esperar. Sobre las siete de la mañana, mi hermana había aparecido en mi habitación gritándome que me despertara. La última semana que pasábamos en Gunnhild la habíamos vivido en la casa de mi abuela porque, para hacerlo incluso más oficial y desastroso, mi padre no había tardado nada en vender nuestra casa a una familia.

Así que, incluso antes de hacerlo, las cosas ya habían cambiado.

Les rogué a mis padres que a la hora de tocar temas institucionales, se aseguraran de dejar bien en claro que los rumores no corrieran de ninguna manera. Y, no sé cómo, eso se cumplió. Creo que fue el único aspecto en el que respetaron la manera en la que yo quería hacer las cosas. Nadie supo que iba a irme hasta que fue demasiado tarde.

O casi.

Sé que no soy la única persona que busca una forma de seguir con su vida cuando las cosas se joden. Ahora desearía volver a la noche en la que todo comenzó a salir mal para poder decirme a mí mismo «¿qué mierda se supone que debo cambiar para que esto acabe bien?», por más que la respuesta sea siempre la misma: no aferrarme a los problemas. A él. William. He tenido todo para perderlo pero no, claro que no. Yo decidí enamorarme de la forma más estúpida pero profunda de alguien a quien se supone que no puedo querer.

Nunca fue en lo absoluto porque fuera otro hombre, aunque quise convencerme por mucho tiempo de que ese era todo el problema.

No sé qué debí hacer desde un principio para olvidarme de él, para que su ausencia no fuera tan evidente en mi vida. Desligarme del fantasma de Will parecía lo más complicado que me iba a tocar hacer, e incluso a veces hasta siento que al día de hoy me asusta con continuidad. Creo que, si eres tan estúpido como yo, te será así de complicado superar a una persona que solo lastima y vuelve tus heridas tan incontables como profundas, de la misma manera en la que me sucedió a mí.

Toquemos las estrellas ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora