Capítulo tres.

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Me paré en seco antes de llegar y me puse a pensar si dar la vuelta y volver a casa o si echarle valor e ir a la cafetería. ¿Cómo puede estar Victoria aquí? Y Álvaro se lo tenía callado, menos mal que es mi amigo. Me decido y empiezo a andar hacia la cafetería, mis amigos me ven y me saludan. Álvaro se acerca a mí y me dice en voz baja:

-Disfruta de las vistas. – Al terminar me guiña un ojo y yo le doy un golpe en el hombro.

Me tocaba saludar a Victoria y no sabía cómo, hasta me sudaban las manos ya y aún estaba a unos metros de distancia. Intento mantener la calma y que no se note mucho, Diego, tranquilo. Me quedo mirándola a los ojos, parado y al final ella se acerca a mí y me da dos besos, uno de ellos casi acaba en desastre ya que hice un movimiento torpe con la cabeza y casi hubiera sido como robarle un beso, ojalá no fuera como robárselo porque esos labios tan rosados provocaban a cualquiera y a mí al que más. Me quedé avergonzado pero sin quitar la mirada de sus labios cuando me dijo:

-Diego, tengo que hablar contigo, en privado si lo prefieres. – Me quedé bloqueado, ya empezaba el corazón a volver a ir a mil por hora.

-Est… - Otra vez a tartamudeé, que manía más tonta que solo me ocurría con ella. Lo único bueno que tenía es que la hacía reír cada vez que me pasaba, esa risa que ojalá sonara cada día por los pasillos de mi casa.

-Está bien. – Conseguí decir.

Ahora dirigiéndose a los demás les dijo que íbamos a pedir a la barra. Cuando me cogió del brazo para que fuera con ella me supuse que hablaríamos ahí.

Estoy notando el roce de su mano en mi brazo y me están entrando escalofríos, espero que ella no lo note. Al menos, intento poder hablar con ella y no quedar como un tonto.

-Diego lo que te quería decir, era que gracias por lo del cuaderno, tenía cosas importantes en él y antes con Raúl no te lo pude agradecer como es debido. Además, siento si te he incomodado con él, solo que estamos empezando una especie de relación y se empeña en venir a todos lados conmigo.

Al oír aquello me derrumbé, al menos por dentro, no quería que se me notara pero es que hasta estaba notando el escozor en los ojos. Sí, soy un tío demasiado sensible. Intenté disimular como pude, tragué saliva aunque el nudo que tenía en la garganta casi no me dejaba ni respirar.

-N… No te preocupes. – Dije finalmente. Mientras tanto nos pusieron las bebidas y las lleve a la mesa. Álvaro se dio cuenta de que algo no iba bien, así que empezó a inventarse una excusa para que me pudiera ir. Me despedí de Aurora que estuvo muy callada en toda la tarde, parecía que le pasaba algo, pero lo dejo pasar y decido que ya le preguntaré mañana por la mañana. Me despido de Victoria con un simple adiós y una sonrisa fingida, ella me mira a los ojos y me sonríe. Por dentro grito ¡no me hagas eso, joder, me destrozas! Pero no sirve de nada. Salgo corriendo hacia casa.

Llego, y al entrar noto que me pesa el cuerpo, que me falta la respiración, conozco muy bien esta sensación, un típico ataque de asma, busco el inhalador y aspiro. Pienso que esto es lo que me queda toda mi vida.

 ¿Cuándo una chica como Victoria se va a fijar en alguien como yo? Está claro que nunca, ella se fija en Raúl que es popular, más guapo y más todo.

Me tumbo en la cama con los ojos llorosos y me quedo profundamente dormido.

Me desperté en mitad de la noche, miré la hora en el móvil, las 4:00 de la mañana. No me encontraba nada bien, me levanté e intenté andar, fui dirección hacia la azotea para que me diera un poco el aire. Me puse a mirar la calle, me gusta venir aquí a pensar, pero nunca consigo tener las ideas claras para nada. Siempre que vengo aquí es por algún tema de Victoria pero nunca soluciono nada, ni siquiera he sabido aún decirle lo que siento por ella, y ahora con Raúl siendo su novio menos…

Me sigo fijando en la calle y veo pasar corriendo a alguien familiar, es Aurora y sé que correr la calma pero ¿qué le pasará para que esté corriendo a estas horas? Tiene que ser algo delicado para que le quite el sueño, algún tema como el mío, supongo, esto es muy raro en ella. Tengo que hablar con ella en el instituto, está decidido.

Por si me olvidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora