Capítulo cuatro.

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Amanecí en la azotea, no sabía qué hora era, así que corrí a por el móvil, las 6:00, solo conseguí dormir una hora más. Aún me daba tiempo a ducharme, prepararme y desayunar tranquilamente.

Ya estaba de camino hacia el instituto, iba cabizbajo, pensando en todo lo ocurrido ayer y de repente hubo algo que me sacó de mis pensamientos, volví a ver a Aurora, tenía mala cara ¿qué le habrá pasado? Desvié la mirada y pude ver como Raúl iba cogiendo a Victoria de la cintura, qué manera más buena de empezar el día eh, Diego. Encima tenía unas ojeras que ni el verde de mis ojos disimulan… Y tienen su nombre, Victoria.

Llegué al instituto y lo primero que quería hacer era buscar a Aurora para ver que le sucedía. La busqué por todos lados hasta que la encontré, estaba rara, desde ayer no estaba lo risueña que suele estar siempre.

-Aurora, ¿estás bien? Ya sabes que puedes hablar conmigo si te ocurre algo. –Noté como me miraba, estaba nerviosa y eso que nunca la había visto así.

-Eh… Diego a la salida hablamos mejor, tenemos que ir a clase. – Tras decir esto se fue, era como si me estuviera huyendo de mí, pero creo que yo no le he hecho nada.

Las clases pasaban muy lentamente y encima mirar a Victoria no ayudaba a mi estado de ánimo pero estaba preciosa, como siempre.

Por fin tocó el timbre que señalaba que era la hora de volver a casa. Busqué a Aurora hasta que la encontré y fuimos al parque de al lado de mi casa para hablar más tranquilos.

-Aurora cuéntame qué te pasa, hoy te he visto corriendo a las 4 de la mañana y eso no es normal en ti. – Verdaderamente estaba preocupado por mi amiga.

-Diego… Yo… Es que a ver, no sé cómo decirlo… - Sin que yo me lo esperara se abalanzó sobre mí y me besó. – Que creo que me gustas. – Tras decir eso salió corriendo, dejándome en estado de shock y un dulce sabor en los labios.

Me fui a casa pensativo, ¿qué se supone que debería hacer ahora? Aurora es mi mejor amiga, ¿qué se supone que debería hacer después de esto? Yo no quiero hacerle daño, ella es guapa y tiene todo lo que a un tío le gustaría pero es que yo estoy enamorado de Victoria ¿qué hago?

Llamé a Álvaro para contarle lo sucedido.

-Dios ¿quién se lo habría imaginado? Aurora pillada de ti… Es fuerte esto eh.

-Álvaro pero ¿qué puedo hacer? Ella es mi mejor amiga y lo último que quiero es que nuestra amistad se rompa.

-Si te soy sincero pienso que deberías intentarlo con ella, así a lo mejor consigues olvidar a Victoria y lo dejarías de pasar mal, sobre todo ahora que está con Raúl…

-Bueno, necesito pensar, gracias por escucharme, mañana nos vemos. Adiós. – Terminé la conversación y colgué.

Pensaba mucho en lo que me había dicho Álvaro, ¿por qué no intentarlo con Aurora? Ella es guapa, me hace reír y me sabe escuchar, al menos ha sido una buena amiga, ¿por qué no intentarlo como algo más? Y quizás así consigo olvidar a Victoria o al menos dejar de pensar en ella. Lo intentaré, y si veo que no va bien seré sincero con ella, lo último que quiero es hacerle daño.

Cogí mi móvil y me dispuse a escribirle un mensaje.

Aurora, ¿nos podemos ver? Quiero hablar contigo.

Al poco tiempo recibí su mensaje, diciendo que volvía al parque, que quedáramos allí.

No sabía que haría pero lo primero era ir hacia allí. Estaba tranquilo, todos los nervios que tenía con Victoria con Aurora ni hacían por salir, supongo que eso es algo bueno, así podré estar relajado para el paso que dé.

Iba caminando hacia el parque y recordé el día en el que nos conocimos Aurora y yo.

*Flashback*

Llegaba tarde al instituto, como de costumbre, todos los primeros días de clase tenía que llegar tarde. Corriendo a duras penas, subí los escalones y con mi torpeza habitual, me tropecé con el último y se me cayó todo, mientras recogía mis cosas una chica se acercó a ayudarme, subí la mirada y vi unos ojos color miel, parecían muy cálidos y eran bonitos.

-Muchas gracias. – Dije y sonreí a la chica de ojos color miel.

-De nada. ¿Es tu primer año de instituto? – Me preguntó ella sonriendo.

-Pues sí, voy a 1ºA. – Dije haciendo una mueca.

-¿En serio? Yo también, me llamo Aurora. – Me contestó ella muy emocionada.

-Yo Diego. – Le volví a sonreír y fuimos juntos a clase.

Llegamos a clase y hasta nos sentamos juntos y ella me seguía hablando y sonriendo. Parecía muy maja. Y esos ojos color miel no son fáciles de olvidar.

*Final flashback*

Se convirtió en mi mejor amiga junto con Álvaro que siempre lo había sido. Cómo ha pasado el tiempo desde aquel día.

Miré hacia un banco y ahí estaba ella, cabizbaja, como avergonzada y un poco triste quizás, todo lo contrario a como es Aurora en realidad.

Me acerqué a ella y me senté a su lado, le cogí de la barbilla y le levanté la cabeza, así podía tener esa mirada color miel que me gustaba al alcance de mi vista. ¿Por qué no? Me dije, y la besé dándole a entender que podríamos intentarlo, un beso tierno, de dos personas que son buenos amigos pero que pondrían ser algo más. Ella me miró a los ojos y me sonrió como dándome las gracias y de repente oímos unas voces.

-Vaya, vaya con la parejita, que callado se lo tenían.

Pero y ahora, ¿qué quiere este?

Por si me olvidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora