Capítulo VIII. Entre las sombras
Uno intenta por todos los medios que un hecho importante no se le vaya de la memoria, pero, cuanto más lo intenta aferrar, antes se va. Uno intenta por todos los medios poner solución a un problema, pero, cuanto más rápido intenta que sea, más falla. Uno intenta por todos los medios resolver sus dudas, pero, cuanto más empeño pone, antes se chafan las posibilidades que le surgen.
–¿Qué te ocurre? –le preguntó Oliver a su lado en el suelo.
–Sigo con la duda de por qué Selene no nos dijo que ella había pedido aquella misión cuando se despidió –respondió Katsa alzándose y sentándose como los indios.
Por petición de Oliver, aquel día no iban a realizar ninguna prueba ni a entrenar, sino que se encontraban ejercitándose físicamente. Ambos estaban sobre una colchoneta en el suelo.
–Ese tipo de dudas no pueden resolverse sin que la mencionada esté presente. –Siguió con las abdominales.
Katsa alzó los hombros y se frotó los ojos. Ya sabía que no le serviría de nada darle vueltas, o no al menos para nada bueno, pero los pensamientos le venían solos cuando no estaba lo suficientemente ocupada. Así, volvió a tumbarse y siguió con las abdominales.
–De todas formas, hoy no deberías preocuparte de eso. –Le guiñó un ojo.
Katsa le sonrió y miró hacia el otro lado, la izquierda, para que no viera lo roja que se había puesto.
Logan y ella se encontraban en las vacaciones de navidad, sin embargo, aquel año decidieron no irse a ningún lado. Katsa no lo admitiría, pero a Logan no le hacía falta que ella se lo dijera: le asustaba salir de la ciudad y que volvieran a sufrir un ataque. Aun así, no era motivo para no hacer algo especial en su aniversario.
Ese día aún no había visto a Logan, pues este tuvo que irse con su madre a hacer la compra de la semana. Como después Logan tendría que ir hacia allí solo, Katsa llamó a Drake para que la recogiera y la llevara. Así no se juntarían con dos coches ni tendrían que preocuparse de dejar uno en el aparcamiento si decidían salir a celebrar su aniversario.
–¿Ya sabéis lo que vais a hacer? –preguntó Oliver quedándose tumbado. Su respiración era agitada.
–Ni siquiera nos hemos visto aún –explicó Katsa imitándolo.
Katsa inspiró un par de veces y su respiración volvió a ser normal. Cerró los ojos por un momento y se llevó el antebrazo derecho a la frente. Era más el cansancio psicológico que el físico.
–Ah, es verdad –Negó con la cabeza–, ya me lo habías dicho.
–Ay el pececillo –se burló Katsa riendo.
Oliver extendió el brazo izquierdo, dándole en el codo, por lo que se hizo daño él.
–El karma –le dijo Katsa riéndose y quitando el brazo.
Oliver iba a decirle algo, pero justo en ese momento la puerta se abrió.
–¿Se puede? –preguntó una voz dulce asomando la cabeza.
Katsa se irguió para ver mejor de quién se trataba, pues no la conocía por la voz. Al alzarse, apoyó los antebrazos en la colchoneta y se quedó impactada ante quien tenía delante: una chica de tez blanca, con el cabello de color lila y vestida con multitud de colores, todos ellos muy llamativos.
La chica cerró la puerta tras entrar, y, al hacerlo, Oliver se levantó rápidamente y fue a saludarla. Katsa pensó que sería alguna amiga suya de LAMO, sin embargo, por cómo la saludó, juraría que no era tan solo una amiga: Oliver la rodeó por la cintura y la besó en los labios. Katsa se quedó aún más impactada, pues desconocía que Oliver tuviera novia.
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La chica del Dragón II: Creer es poder.
FantasyHa pasado casi un año desde que Katsa logró vencer al Dragón Oscuro y consiguió que Logan venciera a la muerte, pero esto no es suficiente. Rowena tiene el libro que tanto ha ansiado y no parará hasta conseguir lo que quiere, aunque deba pasar por e...