6|¿Eres feliz con él?

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Salomé Méndez:

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Salomé Méndez:

Recuerdo aquella vez que intenté convencer a Melanie de irnos de vacaciones a Acapulco en vez de quedarnos las navidades con nuestras familias, justo después de todo lo que pasó con Nik y Willi.
Nuestros padres habían quedado para pasar las fiestas juntos y Gabriel ya había vuelto a su día a día después de pagar la fianza y comenzar con su labor social a causa de la muerte de Lukas. Sabía perfectamente que el noventa por ciento del tiempo nos mirarían con lastima y se preguntarían qué habían hecho mal para que nos pasara esto a nosotras.
La relación con mi padre en ese entonces no era muy buena que digamos y lo último que quería era estar reunida con todos ellos en una sola mesa.

Melanie se negó a irnos alegando que debíamos mostrarnos fuertes y decididas.

Y cómo siempre tiene la última palabra...entonces yo acepté.

Ha sido una de las noches más incómodas, aburridas y psicológicamente agotadoras de mi vida.

Sabía que eso de pasar el fin de semana en la granja de los papás de Gregor, me iba a costar tantos nervios como los que me había costado aquel día en las navidades; y aunque intenté convencer a mi amiga de que necesitaba un pequeño respiro, también fue un esfuerzo en vano.
Le pedí que respetara mi decisión, que quería estar sola y necesitaba un poco de espacio y le dije, que debía comprender en qué posición me encontraba en este momento con respecto a Niklas. A ella le valió madres y me dijo que "todo eran solo excusas por el miedo a enfrentar la realidad", lo cierto es que tenía razón, aunque si quería ser sincera, no sólo se trataba de eso; sino también del hecho de que le temía a no ser lo suficientemente fuerte y caer en la tentación y también se trataba del hecho de que no sabría cómo contarle a Nate que pasaría todo un fin de semana con su archi-enemigo.

Así cómo tampoco sabía cómo explicarle que en este momento me encontraba en el asiento de copiloto del carro de ese chico, rumbo a tomar un café y siendo incapaz de negarme o tan siquiera de articular palabra alguna.

—Vale, siento como si te estuviera secuestrando—escuché decirme al tiempo en que aseguraba el cinturón del asiento.

—Técnicamente lo estás haciendo—logré decir finalmente.

—Oh, ahora la señorita habla; pensé que te habían comido la lengua los ratones— bromeó— Yo no te estoy obligando a que vengas—agregó— A ver, puedes salir del auto si así lo deseas— dijo tranquilamente a la vez que aseguraba las puertas del carro, encerrándome en el vehículo.

Demasiado imbécil.

—Ó podrías simplemente sonreír y emocionarte por nuestro encuentro— siguió diciendo con ese aire de diversión en el tono de su voz— Sabes que igual insistiré hasta que aceptes, sea hoy o mañana o toda la semana. Así que te sugiero que ya que has llegado hasta mi auto y accidentalmente le he puesto seguro, mejor salgas de esto de una vez. Además de que sé que tendremos que compartir este fin de semana juntos y siento que es incómodo para nuestros amigos si nos comportamos como un par de desconocidos.

NIKLAS II (As long as you love me) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora