Libro #2
¿Será cierto aquél refrán de que "El tiempo lo cura todo"?
Cuándo crees que tus heridas del pasado han cicatrizado, el destino te demuestra que las llagas de tu corazón siguen abiertas...
Cuándo crees haber tomado la decisión correcta, el...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"A veces el corazón ve lo que es invisible para los ojos. -H. Jackson Brown Jr. "
Niklas Heine:
¿Qué serías capaz de hacer por la persona que amas? Yo fui capaz de renunciar a ella para que fuese feliz, para que avanzara, para que tuviera la oportunidad de recobrar sus fuerzas y de volver a pegar los pedacitos en los que yo mismo había convertido su corazón. Fui capaz de alejarme completamente para que ella tuviera una vida mejor, libre de mentiras y problemas, libre de personas mirándola mal por andar con un enfermo como yo. Por qué sí, muchas personas no me veían más que como un chico con problemas mentales y de conducta.
Y hoy, después de tanto tiempo, estoy aquí fingiendo un accidente en lancha y estar perdidos, para poder recuperarla.
Cuándo dejé a Salomé supe que nada iba a ser igual que antes. Sabía que ella cambiaría, que a lo mejor se volvería más rígida más fría y no me equivoqué pero jamás imaginé que llegaría hasta este punto. Verla a los ojos es perderse en un vacío inmenso, no se refleja nada, nada más que tristeza y confusión.
«¿Es por mí?» me preguntaba una y otra vez mientras seguía viéndola dormir. Su pecho subía y bajaba en un ritmo armonioso y pequeñas hebras de cabello adornaban su rostro.
Una parte de mí quería convencerme a mí mismo que su cambio se debía solo a mí, tanto a mi ausencia como a mi presencia pero otra, una a la que le creía más, me decía que había algo más, algo que no tenía que ver solo conmigo.
Me separé de ella cuidadosamente para dirigirme a la cocina y preparar unos huevos, unas torrejas de pan con mantequilla y chocolate caliente. Afuera seguía lloviendo con tanta intensidad, que hasta me pregunté si de verdad Dios me estaba echando una mano con todo esto de mi plan.
Ella se enteraría de que todo fue una mentira.
Y de seguro me odiaría.
Pero...¿Qué más da? Odiarme más de lo que ya lo hace no puede, así que no tengo nada que perder.
Los chicos llegarían por nosotros a "rescatarnos" el domingo a horas de la noche, un poco antes de regresarnos a la ciudad.
Dios, definitivamente estaba loco por ella.
—Buenos días—escuché su voz entrando a la pequeña cocina de aquel lugar.
—Buenos días,hermosa. ¿Cómo te sientes hoy?— pregunté dulcemente— Siéntate, ya el desayuno está listo, lo serviré de inmediato.
Sonrió con dulzura.
—Gracias— musitó.
El desayuno transcurrió normal.
Hablamos un poco de la universidad y de los chicos. Nada del otro mundo.
Le conté un poco más sobre mis proyectos en el area de oncología y se mostró bastante interesada. Me contó un poco más de Tobías y de Elizabeth. No veía la hora de volverlos a ver.
