Salomé Méndez:
Puedes esconder tus sentimientos o puedes esconder el regalo de cumpleaños de tu madre. Incluso puedes esconderte si necesitas evitar a alguien. Pero cómo dijo el sabio Buddha: "Hay tres cosas que no se pueden ocultar por mucho tiempo: el sol, la luna y la verdad".
La verdad siempre encuentra la manera de salir a la luz, siempre logra escabullirse entre las sobras que intentan ocultarla.Solo que esta vez la verdad fue muy impaciente, ni quiera me dio el tiempo que necesitaba para darse a conocer.
Ahora sí que mi corazón ni siquiera palpitaba a mil, al contrario, había dejado de palpitar de un momento a otro. Creo que si alguien tomara mi pulso en este momento no sabría si estoy realmente con vida.
«Mierda, mierda,mierda»
Nik estaba sentado en frente mío desde hace unos diez minutos. Estaba sumergido en sus pensamientos. No había articulado ni una sola palabra desde que escuchó el mensaje de voz de mamá.
No me miraba, solo miraba fijamente hacia el piso y de vez en cuando pasaba su mano por su cabeza como signo de frustración.Yo debería decir algo.
Pero como últimamente solía suceder yo no lograba tan siquiera abrir mi boca.
Estaba anonadada y molesta al mismo tiempo. Es como si la vida se hubiese empeñado en ponérmela difícil de un tiempo para acá.
Me acerqué un poco a él en busca de su mirada, pero él sencillamente no se movía para nada.
Era como si nadie más a parte de él estuviese en esa sala.—Nik— logré musitar después de una eternidad.
Me acerqué un poco más y posé mi mano sobre la suya. Estaba helado y sus manos pálidas como si de un momento a otro su circulación sanguínea se hubiese detenido.
—Nik— repetí nuevamente.
Fue entonces cuando levantó su mirada hacia la mía. Ni siquiera podía descifrar todo lo que esa simple mirada tenía para decirme: ¿Frustración, rabia, confusión, decepción? Era una mezcla muy intensa de un sin fin de posibilidades.
Resopló y agachó su mirada de nuevo sin decir nada.
Empuñó sus manos como en los viejos tiempos.«Realmente está enfadado»
Fue entonces cuando intenté retirar mi mano de la suya. Él reaccionó y con fuerza agarró mi mano nuevamente. Su mirada se relajó un poco.
—Tu...tu..tu mamá no será abuela gracias a tu hermana ¿verdad?— titubeó.
Negué con la cabeza.
Tomó aire abruptamente, como si de eso dependiera su vida en ese momento.
—Tú...ósea, ¿tú estás embarazada?— ¡Dios mío! ¿Qué difícil es todo esto? pensé, al tiempo que asentía como respuesta a su pregunta.
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NIKLAS II (As long as you love me)
RomansaLibro #2 ¿Será cierto aquél refrán de que "El tiempo lo cura todo"? Cuándo crees que tus heridas del pasado han cicatrizado, el destino te demuestra que las llagas de tu corazón siguen abiertas... Cuándo crees haber tomado la decisión correcta, el...