"El dolor solo es relevante si aún permanece".
-Ed Sheeran-Niklas Heine:
Pasé cuatro años, tres meses y seis días tratando de convencerme a mí mismo de que podía olvidarme de ella.
Pero bastaron sólo doce horas, treinta y siete minutos y veinte segundos para darme cuenta de que la seguía amando hasta los organelos de mis células.
Lo sé, andaba muy matemático últimamente.
El problema no eran las derivadas o integrales o encontrar el maldito valor de la puta equis...No, mi problema era mucho más grave: No sabía si ser consciente de que aún la quería, era bueno o malo.
Considerando que parecía que esta chica había desarrollado un sentimiento de repulsión hacia mí, darme cuenta de que la seguía amando hasta las mitocondrias y lisosomas, era una mala idea. Una pésima idea, para ser exactos.
Y es que si del odio al amor había un paso, del amor al odio había medio. O al menos así se sentía.
Me negaba internamente a sentir, a pensar, o a cualquier tipo de cosa que tuviera que ver con ella. Pero tenerla en ese momento hasta en mi lugar de trabajo, no ayudaba ni tantito.
Eran casi las diez de la noche y el Dr. Müller había decidido internar a Salomé y suministrarle analgésicos para calmar el dolor en su costado y mantenerla en observación. Aunque el desgarre muscular era parcial, al doctor le pareció una excelente idea dejarla descansar una noche aquí. No era operable o algo por el estilo, por suerte; pero contrario a lo que me dijo ella–en medio su arrogancia–, el dolor era mucho más intenso en realidad–al menos tuvo la delicadeza de decirle la verdad al otro doctor en turno–pero no dejó de bufar al escuchar que debía pasar la noche en el hospital.
Su noviecito , por el contrario, no sufrió mayores consecuencias y fue dado de alta de inmediato.
Al verme, su cara de sorpresa y su fastidio fueron bastante notorios. Pero me valía un pepinillo; yo tampoco escondí lo molesto que encontraba el hecho de tener que verle su insignificante cara de nuevo y tener que aguantarme su presencia al lado de Salomé.
Y esos celos incapaces de ser escondidos, fueron los que me llevaron a la conclusión de que la seguía queriendo tanto como antes.
«Estoy jodido, repito, jodidamente jodido»
Pero al fin de cuentas era yo el que tenía todas las de perder. Él era su novio, ella era su chica y probablemente hasta el dueño de su amor.
ESTÁS LEYENDO
NIKLAS II (As long as you love me)
RomanceLibro #2 ¿Será cierto aquél refrán de que "El tiempo lo cura todo"? Cuándo crees que tus heridas del pasado han cicatrizado, el destino te demuestra que las llagas de tu corazón siguen abiertas... Cuándo crees haber tomado la decisión correcta, el...