12-Encuentro

2 0 0
                                    

Hace mucho que no salgo con amigos querido diario, me distancié tanto de ellos por estar dentro de mis "negocios". Los he descuidado, dejé de prestar atención a lo que les ocurría, me he llegado a considerar una pésima amiga por dejarlos en el olvido tanto tiempo. Creo que por ese lado es que también me siento vacía,  sin un apoyo. 

Llamada de voz...

- ¿Hola? Habla Ana, no se si me recuerdes...

-¿Ana? ¡Que milagro! ¿Qué ha sido de ti flaquita?

-¡Bah! No mucho, solo llamaba para saludar, y no se tal vez quieras salir a tomar un café...

-¡Por supuesto! Hay tanto que contarnos....Te veo en el parque central alas 2 en punto ¿te parece?

-¡Dale! te veo ahí.



Antonio siempre fue un gran amigo, me apoyaba bastante en su tiempo, éramos inseparables. Siempre creí que teníamos esa clase de conexión especial que nos hacia llevarnos tan bien; sin embargo la vida nos llevó por caminos separados.

Se me hizo un poco tarde de la hora en la que quedamos de vernos, creí que para cuando llegara el ya no estaría, pero creí mal.

-¡Flaca! ¡Joder que gusto volver a verte!- dijo con su sonrisa enorme cubierta por una barba espesa y me abrazó.

Y ahí estaba mi mejor amigo, tan lleno de energia y ansias por saber de mi vida y contarme de la suya; fue como si el tiempo de no vernos y de no tener comunicación  no hubiera importado en absoluto, ahí estabamos otra vez, dos adolscentes risueños con ganas de comernos el mundo de un solo bocado.

Caminamos un par de horas por las largas calles de la ciudad, estabamos tan entrados en nuestra conversación, hasta que una voz provino de tras de nosotros.

-¡No puedo creer lo que mis ojos estan precenciando!- gritó un joven de estatura promedio, piel morena y expansores en las orejas.

-¡Pero si es el mismisimo Brian!- grité y corrí para abrazarlo.

Brian era otro de mis amigos que hacia tiempo de no ver.

-No puedo creer esto, en serio no puedo creer que estes aquí Ana. Debo avisarle a los chicos.- tomó su telefono celular e hizo un par de llamadas.

Nos sentamos a esperar en las bancas del parque, y apenas transcurrida media hora llegaron los otros chicos.

¡Realmente fue un gusto volver a ver a todos querido diario! Me sentí en familia, me sentí cómoda y llena de compañía agradable a mi parecer.

Despues de saludar a todos, llacia en medio de todos, viendome fijamente y sin dirijir la palabra, un chico de piel blanca, cabello largo y negro como la noche, ojos pequeños pero hermosos. No pude resistirme y me acerqué para saber quien era él.

-Hola, ¿no nos conocemos o si?- le dije con un gesto de inconformidad

-¡Oh! No, lo siento, yo no soy de por aquí, pero seria todo un honor concerte. Los chicos me han hablado un poquito de ti en el trayecto aquí y creo que puede ser interesate.- dijo con una gran y hermosa sonrisa en su rostro.

-Ana...- le tendí la mano para saludarlo, a lo que el la tomó y la giró agarrando solamente mis dedos, mientras se inclinaba para darme un beso en el dorso de la mano.

-Joe, mi querida Ana...- sonrió.





Un millón de hombresWhere stories live. Discover now