Emma
Después de estar acostada en el pasto por mucho tiempo, decidí que debía regresas a casa. Estaba obscureciendo.
Me levante dispuesta a regresar pero...no tengo idea por donde ir.
¡Maldita sea! - Maldije en voz alta.
Deberías de dejar de maldecir - Dijo la voz de Mau?
Qué haces aquí? pregunte sin mirarlo a la cara.
Estás enojada - dijo Mau dejando a un lado mi pregunta.
No me cambies el tema - dije esta vez mirándolo a la cara.
Tu madre me lla... - no lo deje terminar.
¡Adivino! Mi madre te contó todo lo que sucedió. - di una pausa - ¡Es increíble todos ustedes sepan la verdad y a mi solo me dicen mentiras.
No queremos perderte, estamos intentado lo mejor que podemos - dijo casi susurrando.
¡Pues si lo siguen haciendo es lo que va a suceder! - grité con lagrimas en los ojos - ¡Yo nunca les pedí que me mintieran, ni que me guardaran secretos , ni siquiera les pedí que fingieran ser alguien que no son!
Emma...yo no se que decir - dijo Mau mirándome a los ojos.
Tal vez me ibas a decir otras de tus mentiras - Dije, el le sorprendieron mis palabras.
¡Sabes si quieres que te lo diga te lo dire, toda tu vida es una mentira! - Podía sentir como las lagrimas recorrían mis mejillas, cada lagrima que salía por mis ojos era dolor. Pero no iba a dejar que las palabras de Mau me lastimaran.
¡Si mi vida es una mentira, lo que sentí por ti también fue una mentira! - grite y me fui corriendo.
Llegó un punto en el que me quede sin aire y no podía correr más pero logre ver casas alrededor, camine unos cinco minutos más hasta encontrar un taxi, le dije la dirección de mi casa y tardamos unos 20 minutos en llegar, por suerte traía dinero.
Entre a mi casa, mi madre estaba en la sala moviéndose de un lado a otro hasta que me vio, no iba a tener otra conversación con ella, no en este momento.