VII

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Severus estaba en su casa terminando de cocer unas papas mientras su madre se sentaba en la cama, su padre no había puesto un pie en casa desde hacía una semana, y eso era una maravilla para los dos Prince, la ausencia de su mayor desgracia siempre daba paso a bonitos silencios reconfortantes- ¿Te duele?

Eileen miro a su hijo mientras se alisaba los pliegues del viejo vestido con las manos, le regalo una agotada sonrisa entrecerrando los ojos- No, ya no duele tanto.

El pequeño le devolvió la sonrisa, más radiante de lo normal. Eileen sentía que algo estaba cambiado lentamente en el fondo de su niño, no sabía exactamente que era, pero se alegraba mucho de saber que fuera lo que fuera que pasara lejos de esa casa estaba avivando buenos sentimientos en su hijo... Ahora, cuando miraba esos negros ojos que había heredado de ella ya no veía un infinito vació, no... Ahora había un suave campo, donde algo grande amenazaba con germinar pronto.

***

Los Weasley estaban almorzando en el patio, los tíos Prewett habían tenido que salir para ayudar a los Patil a recibir un encargo en el pueblo vecino, Molly se sentaba junto a su marido mientras los gemelos y Bill se sentaban en el otro extremo de la mesa, lejos del alcance de su mortífera madre... Porque ella podía rezar misa diciendo que ya no estaba molesta, pero ellos llevaban años de experiencia encima conviviendo con los nervios de esa mujer, y era mejor prevenir que lamentar- ¿Qué tal me quedo?

La sutil voz de Molly les dio a entender a todos que deseaba una comida familiar normal, así que todos empezaron a dar sus respectivas opiniones de las formas más sinceras (y maquilladas) que pudieron idear rápidamente- Delicioso, como siempre.

Ginny se embutió una albóndiga para no tener que decir más, en realidad estaba muy rico, la señora Weasley tenía una sazón celestial que sus hijos ya independientes extrañaban a la hora de comer, pero siempre había que ser muy cuidadoso a la hora de dar opiniones, si eres muy halagador Molly lo tomara como una gran mentira... Y ella odiaba con el alma que le mintieran- ¿No quedaron saladas?

- No mamá, están en su punto ideal.

Percy también fue rápido metiéndose una cucharada de arroz en la boca, era el más elegante de los nueve Weasleys en lo que refería a modo de comer, Molly adoraba los modales de su tercer hijo, a los otros seis les daba realmente igual, ellos comían dependiendo del hambre y la compañía, por ejemplo: En esos momentos Ginny se estaba chupando los dedos, pero delante de Harry parecía una princesa Disney con modales extraordinariamente bien inculcados- Están mejores que las de la última vez.

- Si, te superas.

Los gemelos respondían juntos, George lanzaba una frase y Fred la concluía ¡Eran el dúo perfecto en todo! Juntos desde la gestación e inseparables desde su nacimiento, los gemelos Weasley eran por ley los hijos más conocidos y sobresalientes de Arthur y Molly... No sobresalientes en notas, estaba de más aclarar eso, pero conocidos a lo largo y a lo ancho por donde pasaban gracias a su extenso arsenal de broma y artilugios para estás... Ellos junto a Lee Jordan eran los bromistas por excelencia, incluso pensaban montar una tienda sobre artículos de broma ala que deseaban llamar "Sortilegios Weasley"... Su madre se negaba rotundamente a darle el visto bueno a esa idea- ¿Hay más? Me gustaría repetir.

- Claro cariño, come cuanto quieras.

Charlie le devolvió la sonrisa a su madre mientras se servía más en su plato, él y Ronald eran los más voraces, siempre que podían repetían hasta tres veces una comida, Molly no se quejaba de eso, le gustaba alimentar bien a sus hijos- ¿Tú también quieres más Ronnie?

El penúltimo de los Weasley asintió mientras su madre le servía más en su plato, mientras comía gustoso las delicias de su progenitora un pensamiento fugaz atravesó su cabeza "¿Severus estaría comiendo bien?" él pequeño ya era delgado de por sí, y Ronald no sabía si eso se debía a algo genético o a simple desnutrición... Ojala fuera algo genético.

***

La tarde caía suavemente sobre el pequeño pueblo, Molly estaba en la finca Longbottom haciéndole una visita amigable a Augusta, ambas mujeres tomaban el té mientras conversaban. Neville estaba paseando de la mano con Luna por toda la zona floral de las extensas hectáreas, la chica se detenía de vez en cuando a apreciar algún insecto, los llamaba de formas extrañas, pues según su padre ese era su nombre real, Neville no le discutía, la amaba demasiado como para incomodarse por sus raros hábitos... Su abuela no sabía que ella era su novia, y si lo supiera de seguro le daba un infarto, pues, bajo la crítica opinión de Augusta, Xhenopilus y su hija eran un par de lunáticos sin remedio que deberían abstenerse de continuar la reproducción de sus genes.

Lejos de ese lugar, en "Las tres escobas" Ronald y Severus ocupaban la misma mesa de siempre, al lado de una ventana. Ya habían repasado varias veces la delgada cartilla de aprendizaje básico, ahora Ron le hacía entrega a su pequeño amigo del libro de pasta verde que le había robado a su hermano Percy. Severus hervía de emoción mientras leía el título "Medicina Natural", le parecía mentira que ahora pudiera entender tan fácilmente lo que significaba todas esas letras juntos... Y no encontraba palabras para agradecerle a su mejor amigo, porque sí, aparte de ser el único era el mejor ¿Cuántos amigos enseñaban a leer?- Si te llega a aburrir puedes decírmelo, te conseguiré otro más acorde a tu edad... A propósito ¿Cuántos años tienes?

- Diez.

Ron asintió mientras veía a Severus abrir el libro, tenía dibujos de plantas y esas cosas, aunque el Weasley seguía pensando que un niño pequeño debería leer cosas como la fantasía y la ciencia ficción, ya saben, con la imaginación que tendían a tener les era muy fácil hacerse una idea mental de lo que decían ese tipo de textos, pero ya le había prometido a Snape que le dejaría leer aquel libro de medicina apenas se aprendiera de punta a punta la cartilla de aprendizaje... Y como todo buen Weasley nunca faltaba a su palabra. Lo que sobró de tarde la pasaron leyendo la primera parte del libro, que trataba sobre plantas y como identificarlas, Ronald supo de inmediato que ese era un libro que Percy no extrañaría, así que se lo regalo a Severus, los oscuros ojos del pequeño chispearon de felicidad, nunca antes había tenido un libro... Y ese le gustaba muchísimo.

Cabello rojo, Lirios blancosWhere stories live. Discover now