Capítulo 6

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Apenas ha terminado la mañana y casi no he hecho nada de lo que tenía pensado hacer. He tenido que ir a mi trabajo para recoger la inscripción pero como no tengo el coche aquí he tenido que coger el autobús tanto como para ir como para volver. Por suerte lo tengo cerca de la casa de Andy porque anoche fuimos todos en el suyo a la cena y justo hay una parada de esta línea cerca.

Casi quedan dos para tener que bajarme pero ni mirar por la ventana con la música al máximo me ayuda a quitarme de la cabeza el anillo y el collar de Antonio. Si hubiera sido alguna otra persona lo aceptaría pero sabiendo que es de su parte y después de todo lo que ha pasado entre nosotros pues no veo correcto quedarme con ellos. Son preciosos y me encantan aunque el anillo lo veo demasiado llamativo, no lo digo porque sea grande ni nada parecido sino porque parece el típico anillo de compromiso.

 Son preciosos y me encantan aunque el anillo lo veo demasiado llamativo, no lo digo porque sea grande ni nada parecido sino porque parece el típico anillo de compromiso

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Puede que no sea la mejor idea pero cuanto más tiempo pasa peor me voy a sentir cada vez que lo vea. Quizás debería regalarle estas cosas a su nueva pareja no a mí, fuimos pareja pero acabó hace tiempo y aunque el regalo es por mi cumpleaños me lo entrega ahora. Creo que no le vería tanto problema si me hubiera regalado un disco de mi grupo favorito o un bolso porque son cosas normales que se regalan a los amigos por sus cumpleaños pero no un collar y un anillo de Tiffany.

Me quito el abrigo, el gorro y los guantes cuando entro dentro del coche y espero a que se vaya calentando el interior. Sigo sin creer que Voight haya dado su brazo a torcer, ese viejo casca rabias es muy dificil de convencer para hacerle cambiar de opinión.

- ¿Casey? -pregunto asombrada al verlo en el porche de mi casa-. ¿Cómo has logrado mi dirección?

Está sentado en el porche junto a una plantas de plástico. Nunca he sido buena con este tipo de seres vivos.

- Jay -responde-. Me debía un favor y...

Río.

- Gabby nunca te hubiera dando mi dirección así que has ido al indicado.

Asiente.

- Quiero hablar contigo.

Me siento junto a él con las manos en los bolsillos para no congelarme.

- Tú dirás.

- ¿Cómo estás desde..? -se le hace un nudo en la garganta-. Ya sabes.

Shay.

- Duro -respondo rotunda-. Pero la vida sigue y ella lo hubiera querido así.

Se me hace raro. La primera y última vez que estuvimos a solas Gabby se molestó pensando que a mí me gustaba Casey. Espero por el bien de todos que no vuelva a pasar ya que ahora son pareja. Para nada quiero pensar en que se vuelva a repetir por el bien de los tres.

- Oye, Casey... -hablo-. He quedado a comer con Kelly. No es por evadirme ni nada de eso pero tengo algo de prisa.

- Oh, claro -se pone en pie-. ¿Nos vemos otro dia?

- Claro.

Nos damos un abrazo y se marcha.

Entro al apartamento y tiro todo por el salón para cambiarme de ropa. Los ladrones no me han dejado la casa como en la mayoría de los robos, todas las cosas tiradas ni nada. Al revés, todo está en su sitio. ¿Me abré dejado la puerta abierta?

Voy al Rupper’s donde debe de estar esperándome el pobre. Llego veinte minutos tarde pero no sabía lo que ponerme. Lo veo al entrar y voy hacia él.

- Hola, amor.

- ¡Por fin, Camila!

Río.

- Lo sé, llego tarde -respondo-. Por una vez que pasa en la vida no me vayas a echar la bronca.

Ríe.

- Eres para matarte... -suspira-. A cosquillas.

Lo amo.

Esa especie de tipo duro es para quien no lo conozca y tambien para los tíos, conmigo es diferente. Me quiere tanto o más como yo a él y se ve. Lástima que sea un aparato reproductor masculino andante.

- Y bien, ¿algo que decirme?

Kelly asiente.

- He pensado en cambiar de casa y después de todo lo que hablamos...he pensado que podríamos vivir juntos -comenta-. Ayer estuve muy bien contigo y nos llevamos bien, así que quería saber tú opinión.

¡Oh, dios!

- ¡Si! -respondo-. ¡Por supuesto!

Me levanto y voy a abrazarle.

- Pues estás tarada -ríe-. ¿Sabes que “Kelly Severide” va a vivir contigo, verdad?

- ¡No me hagas pensarlo dos veces! -grito histérica de felicidad-. Pero nada de tías paseando desnudas ni en tanga. Le compras un pijama o una bata manta pero culos y tetas solo dentro de la habitación.

- Perfecto.

Empezamos a comer mientras hablamos de los barrios para buscar la casa e ideas para vivir en ella. Él quiere poner un gimnasio en el sótano y yo tener la habitación más grande, tengo demasiada ropa.

De Vuelta Al Distrito 21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora