Capítulo 7

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Llevo parada en la puerta de la casa de Antonio como un cuarto de hora. Hace pocos minutos he dejado a Kelly en la Estación para que volviera al trabajo después de comer y ya que no tenía nada que hacer durante la media hora que me faltaba para ir a su casa pues me pasé por una pastelería para comprar algo.

- Hola. -saludo cuando abre la puerta- He traído galletas.

- Venga pasa. -sonríe- Ahí afuera hace frío.

Tiene razón, hace un frío de muerte. Se nota que estamos en pleno invierno, ni con un abrigo gordo y unos guantes dejo de tiritar. Es extraño porque ya casi no recordaba su casa. Es como si mi cabeza haya querido olvidar algunas cosas que pasaron en el pasado, entre ellas el interior de la casa de Antonio y de la mía antigua.

- Huele a chica. -digo; él me mira extrañado- ¿Brett ha estado aquí?

- No. -carraspeo- Bueno si, ha pasado aquí la noche.

- Antonio no dejas de sorprenderme. -río- ¿Y le has dicho que soy tu ex?

- Te dije que mi novia no era, no tengo por qué contárselo todo.

- ¿Tampoco le has contado que has venido a verme?

- Pues no. -me da una taza de café- Pero tampoco le dicho que anoche hablé por teléfono contigo, ni que posiblemente mi ex vuelva a trabajar en el mismo distrito que yo y menos que ibas a venir a casa.

- Vamos que tenéis una relación completamente sincera.

Reímos.

- ¿Vienes a mi casa para preguntarme sobre mi relación con Brett? -sonríe mientras me acaricia la mejilla; yo me alejo instintivamente- ¿Has llorado? -niego- Te conozco.

- Un poco. -reconozco- He estado comiendo con Kelly y hemos estado recordando cosas que me han removido...sentimientos.

Sé que lo sabe todo de mí, es difícil que no sepa lo que me pasa y todo porque yo le dejé indagar tranquilamente en lo más profundo de mi ser. ¡Vaya, si que me he puesto sentimental!

- Vaya, otra vez lo has visto. ¿Y qué te ha hecho venir hasta aquí teniendo un acompañante tan especial?

Busco dentro del bolso las dos cajitas pequeñas de color azul y cuando las encuentro las pongo sobre la mesa.

- Vengo a dártelos porque a día de hoy no puedo aceptarlos. Son unos regalos preciosos y si me lo hubieses dado en su momento me habrías hecho la chica más feliz del mundo pero ahora no es el momento.

- Bueno, yo no voy a volver a cogerlos. -responde cruzándose los brazos- Camila, son unos regalo por tus dieciocho años, ¿qué tiene de malo dártelos ahora?

- Todo Antonio, todo. ¿Qué significa la carta para ti? Porque creo que aquí me dejas muy claro que quieres un montón de cosas conmigo y me pides que te prometa con este anillo qué voy a hacerte feliz todos los días.

Casi no puedo aguantar las ganas de llorar y aunque me cuesta mucho intento no hacerlo en este momento. Debería haberle dicho que dejáramos la conversación para otro día o ponerle una excusa, ahora no me encuentro bien aquí con él. Esta casa, nosotros y la ciudad de Chicago no dejan de recordarme el pasado a cada instante, así es normal que tenga ganas de llorar.

- ¿Pero cuál es el problema, la carta o los regalos?

- Tú. -se me cae una lágrima- Eres lo peor y lo mejor que me ha pasado en la vida, ¿no te das cuenta? Aquella tarde me hiciste tanto daño que no pude aguantarlo pero si no te hubiera encontrado allí con ella todo esto no estaría pasando.

- ¿De quién hablas?

Se lo tengo que decir, tarde o temprano tiene que saber todo lo que me pasó durante todo el tiempo que no nos vimos.

- Tuve un aborto Antonio, perdí el bebé y todo por culpa tuya. -se le cae una lágrima; empiezo a llorar- Así que ahora no vengas con cartas de amor y regalos de cumpleaños porque para mí haber tenido un hijo contigo hubiera sido el mejor regalo del mundo.

- Pero...

- Tú has sido el culpable de todo y aunque vaya a actuar como si nada quiero que seas feliz para que te olvides de mí. -me levanto de la silla para irme- No me busques, no me llames, no hagas nada más.

- Cásate conmigo.

- ¿Qué?

Debe de ser una broma. Le estoy básicamente llorando que perdí un hijo suyo por su culpa y ahora me viene con bromas, ¿dónde está el hombre del que me enamoré?

- Eso, cásate conmigo. Fui un capullo al pensar que Laura y yo podríamos arreglarlo, me equivoqué pero me di cuenta a los pocos días que aún así yo salía perdiendo. Eva no dejaba de preguntarme por qué no venías a casa como antes y por qué no respondías a sus llamadas, no sabía lo que hacer con toda la gente que me preguntaba por ti y acabé discutiendo con Laura noche tras noche hasta que volvió a irse.

- Pues haber dicho la verdad, que me había marchado de la ciudad porque la persona que más veces me decía te amo eligió a otra persona.

- Lo siento, no quise hacerte daño. Solo miraba por el bienestar de mis hijos.

- Lástima que no supieras antes que yo esperaba uno. -me cuelgo el bolso en el hombro- A día de hoy mi respuesta a casarme contigo es no pero si me lo hubieras preguntado hace un año te habría contestado que sí sin pensarlo dos veces.

- ¿Y eso qué significa?

- Eso significa que sigas con Brett, que aunque me digas que no sois nada yo no pienso eso y tranquilo que estaré bien, estoy segura de que Kelly cuidará bien de mí.

- ¿Por qué él?

- Porque vamos a vivir los dos juntos en una casa nueva.

- ¿Cómo compañeros de piso o algo más?

- ¡No lo sé! -grito desquiciada- Lo único que sé es que todo esto sería mucho más fácil si me hubiera enamorado de él y no de ti. Seguramente me habría roto el corazón pero se me habría pasado en unos meses.

Espero que entienda por una vez que no podemos volver a empezar una relación por muchas ganas que haya o por muchos sentimientos escondidos. Creo que no soy mala y que no le he hecho nada malo a nadie, por eso espero que en algún momento me llegue un chico que no me haga más daño.

De Vuelta Al Distrito 21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora