Capítulo 1

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A veces, la gente tiende a pintar de colores situaciones que sólo son grises,  sin importar desde dónde se miren. Como cuando, antes de ingresar al salón el primer día de clases, nuestros padres nos alientan, diciéndonos "ve, será genial, harás muchos amiguitos y vas a divertirte" ¡Eso era una gran mentira! Al menos para Yoongi.

A sus ojos, la escuela era aburrida y no le gustaba en lo absoluto. Él creía que aprender a sumar y a restar era una gran pérdida de tiempo; que no le interesaba saber acerca de la historia de su país o del mundo, que no era importante saber el nombre de los océanos ni leer libros que, en su opinión, eran estúpidos. Su joven mente de ocho años le decía que nada de eso le serviría para cuando, al ser un adulto, cumpliera su sueño de ser astronauta. Por otro lado, sus compañeros le parecían tontos. Él lo sentía así. No le gustaba estar encerrado en el salón, ni salir al recreo, pues seguía dentro de la escuela. A decir verdad, sentía que el lugar era una cárcel y él, un prisionero que había sido encarcelado por error.

Tal vez exageraba dentro de su cabecita, pero todo ese rechazo hacia la institución hacía que estuviera de mal humor, incluso hasta unas horas después de haber salido. Aunque ese día, poco sabía él que todo cambiaría a la salida.

El timbre sonó, indicando a los niños que la jornada había terminado. Yoongi tomó sus cosas y corrió hacia la puerta principal. Su amigo Seokjin, quien era un año más grande que él, lo esperaría en dicho lugar. Hacía unos días le había prometido que le regalaría algunas de las cartas de monstruos que tanto le encantaba coleccionar, aquellas que él tenía repetidas, pero que a Yoongi le costaba conseguir.

Veinte minutos pasaron, y su amigo no aparecía. Estaba impacientándose. Si no llegaba a tiempo, su mamá lo castigaría. Y si lo pensaba mejor, ya era un hecho que su madre fuera a regañarlo, ya que se estaba haciendo tarde. Iba a comenzar a caminar hacia su casa, pero vio a su amigo corriendo hacia él.



—¡Yoongi! ¡Lo siento!

—No importa, está bien. Sólo necesito las cartas. Si no vuelvo temprano--

—Es por eso que lo siento... las regalé —jugó con sus dedos, nervioso.

—¿¡Qué!?

—Sí... —miró hacia abajo, a sus zapatos— a un compañero que me ofreció a cambio otras que no tenía.

—¡Eres un traidor, Seokjin!

—¡Ya te dije que lo siento! —se cruzó de brazos— Era por una buena causa.

—Sí, para ti.

—Exacto... digo, ¡No!

—¡Seokjinnie! —llamó el hermano mayor del niño, quien se acercó a él— Vámonos, campeón.



El jovencito sonrió al haberse salvado gracias al otro muchacho y huyó, siguiendo sus pasos. Yoongi infló sus mejillas, molesto. No sólo había ido a la escuela, lo cual detestaba, sino también su mejor amigo había regalado algo que, en realidad, era para él. Arrojó su mochila al suelo con toda la fuerza que pudo reunir.



—Min Yoongi... —le advirtió su maestra, quien aún estaba allí en la puerta junto a otras dos docentes.



El menor, al haber recibido una llamada de atención, pateó su mochila. La mujer, al haberlo visto, frunció el ceño.

If we could turn back time [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora