If we could turn back time [Yoonmin] ©

Capítulo 29

Los ojos de Seokjin se encontraban rojos y empapados de lágrimas. Tomó su décimo pañuelo y limpió su nariz. Namjoon lo miró con una pequeña sonrisa en sus labios.

—¿Estás bien, hyung?

—¿Qué clase de cita es esta? —sorbió por la nariz— Nunca me habían invitado a una en la cual lloraría como un bebé.

—Ya te dije que es una cita de lectura. Suelen pasar estas cosas, dependiendo de la trama del libro y de la sensibilidad del lector.

—No creí que fuera a afectarme tanto, es decir... ya había visto "Diario de una pasión" una vez, no creí que volver a escuchar la historia fuera a hacerme sentir de este modo.

—En primer lugar, la película y el libro son muy, muy diferentes; en segundo lugar... ¿Pudiste entenderlo, ahora? ¿Qué crees de la lectura?

—Bueno... —secó sus mejillas— no está mal.

—Supongo que no te agradó mucho.

—¡No! ¡Sí me agradó! ¡Lo amé! Además, tu-- —negó con la cabeza— olvídalo.

—¿Qué?

—Tu... tu voz es muy bonita.

—Ah, n--no es cierto —se sonrojó.

—Claro que sí. Es linda y relajante. Podría escucharte todo el día.

—Entonces... —carraspeó— e--entonces podríamos repetir esto más seguido.

—Sólo si es un libro más alegre.

—Esto fue precioso —frunció sus cejas—. La historia narra un amor que sobrevivió a pesar de las dificultades, a pesar del olvido y de las circunstancias de la vida.

—Pero hace llorar.

—Bien, nada de Nicholas Sparks, entonces ¡Rayos! ¡Tenía varias de sus historias para mostrarte!

—Lo que sea estaría bien, descuida —sonrió.

Ambos se quedaron en silencio. No era incómodo, pero tampoco querían que la ausencia de sonido se prolongara por más tiempo. Namjoon quería hablar, pero no tenía idea de qué decir. Afortunadamente, todo fue mucho más fácil cuando Seokjin se acomodó en su silla y lo miró con curiosidad.

—Y tú... ¿Crees en eso?

—¿De qué hablas?

—Un amor fuerte, capaz de sobrevivir cualquier adversidad.

—No lo sé. Debería experimentarlo, primero ¿Tú qué piensas?

—Lo mismo —se encogió de hombros—. Creo que lo sabré el día en que encuentre a alguien para mí.

—Entonces... no te gusta nadie.

—No. Nunca, de hecho —rió suavemente—. Todos en la universidad creen que sí, que incluso he salido con muchas personas, pero sólo fueron dos o tres y nada funcionó.

—¿Por qué?

—No sé... a veces me lastimaban, o yo temía que descubrieran lo de los viajes en el tiempo.

—¿Por qué te lastimaban? —frunció sus cejas.

—Pues... suelo tener una personalidad muy suave y los demás se aprovechan de eso. Creen que por eso eres una máquina de pedir perdón y de olvidar, cuando no es así. Es por esa razón que ya no quise salir con alguien más.