Capítulo 3.

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-¿Co-cómo?- pregunté, tenía que admitir que no era eso lo que me esperaba.

Esperaba algo como: haz el pino o cuéntame un chiste que me haga reír o algo así, no que debía morir.

-Es broma- se rio- deberías ver tu cara, es todo un poema.

El chico este tenía ganas de que acabara con su corta vida allí mismo, ya que estaba cabreándome.

-Lo que tienes que tener es un nombre con un significado tan claro que pueda hacerse realidad, como por ejemplo mi nombre, que es de origen griego y significa alma; lo que quiere decir que puedo poseer a cualquier persona cuando yo quiera y, claro está, que tu cumpleaños y tu santo sean el mismo día.

Llegados a este punto ya pensaba que me había vuelto loca, de esas que encierran en los manicomios. Aunque algo (aparte de que había controlado mi cuerpo de verdad) me llevaba a pensar que tenía razón y que ni él estaba loco por contármelo ni yo por creerlo.

-Entonces- dije con ciertas dudas- si mi cumpleaños y mi santo son el mismo día mi nombre es de origen irlandés y significa fuego ¿eso significa que puedo arder? ¿Tipo el de los 4 fantásticos?

-Exacto o al menos eso creo. Eres una chica muy avispada a mí me costó mucho más de creer que a ti –dijo mirándome con recelo-. Si estoy en lo cierto los desarrollaras en unos días. Aunque como en todo lo bueno hay algunos inconvenientes.

¿Inconvenientes? No sabía si reír o llorar, la verdad.

-Dime que no tengo que morir- dije con sarcasmo.

-Obviamente no sino no tendría gracia- dijo con una sonrisa burlona en la cara-. No puedes contarle a nadie esto ya que nadie te creerá y puedes acabar muy mal, solo puedes contárselo cuando esa persona ya ha cumplido los dieciocho y sabes que va a desarrollar poderes, tampoco podrás ponerles a tus hijos el nombre del santo del día que nazcan.

-¿Solo eso? ¿Tan fácil?

Esperaba algo más después del tono que había usado al decir algunos inconvenientes.

-Así es. ¿Sabes lo que significa el que te lo haya contado y me creas, no?

Tardé un momento en contestar ya que sabía que lo que dijera a continuación cambiaría mi vida para siempre.

-Sí, voy a arder.

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