Capítulo 10.

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Así que eso hice. Cerré los ojos y me concentré. Cuando sentí un pequeño calor por todo el cuerpo abrí los ojos y no había nada. Ni siquiera una mancha de quemado en el suelo. Como si no hubiera pasado nada.

-¿Estás bien?- me preguntó Aluhe.

-Sí, sí- seguía en estado de shock por lo que había hecho- ¿Vosotros estáis bien?

Si yo estaba en shock mis amigos que no tenían ni idea de nada deberían haberse desmayado. Quiero decir, no todos los días tu amiga prende fuego a su casa.

-Ena, ¿has hecho fuego con tu cuerpo?- preguntó incrédula Élfida.

Antes de que yo pudiera contestar, Aluhe, que había atado a la mujer con una vieja cuerda, dijo:

-¿Todos habéis visto lo que Ena ha hecho?

Todos asintieron.

-Bien, eso es bueno- y me miró- son prunes.

-Esperad, ¿de que coño estáis hablando?- fue Ángel, tenía que estar muy nervioso para hablar así.

-A ver, resulta que como habéis visto y os creéis todo lo que ha pasado significa que sois como Aluhe y como yo, prunes. Vuestro cumpleaños y vuestro santo son el mismo día. También tenéis un nombre tan específico que se hace realidad al cumplir los 18 años. ¿No es así?

Todos me estaban mirando con cara de: "esta está loca" pero también tenían esa mirada con un atisbo de aceptación. Era lo mismo que me había pasado a mi dos horas antes con Aluhe.

-Entonces, ¿qué poderes tenemos nosotros?- preguntó Irina.

-Esa no es la cuestión. Lo más importante es quien es la mujer y por qué te quería a ti, Aluhe- apuntó Élfida.

-Élfida tiene razón. ¿Tu sabes que quiere esa mujer, Aluhe?- preguntó Zeev.

-¿Te acuerdas de que tu cuarto de dije que había gente que nos perseguía, nos utilizaba y luego nos mataba?- yo asentí- Pues, ellos, están interesados en mis poderes de control y no es la primera vez que envían a un pruna en un estado así, lo cual, es una pena.

-¿Se ponen bien?- preguntó Irina.

-No lo sé, nunca me he quedado para comprobarlo.

Y entonces, cuando creíamos que todo había pasado, oímos un ruido de fuera.


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