Siempre Neruda

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Ya me lo decía Neruda,
tan corto el amor y tan largo el olvido.

Y yo, como una loca kamikaze,
me tiré a tus brazos
esperando encontrarte abajo.

Pero todos sabemos lo que pasó.
Me hice añicos,
como un vaso cuando cae al suelo,
me corté con cada uno de mis cristales,
y quisiste curarme todas mis heridas con un perdón.

Y no sé aún que me hizo más daño,
si tú perdón o tu ignorancia.

Sólo sé que mis heridas continúan abiertas.
Pero lo tuyo fue más que eso,
fue una cicatriz que no paraba de sangrar.

Esa cicatriz en la que ahora,
se puede leer en grande
"Aquí yace la alegría y la pena juntas,
la pena de la herida abierta, y la alegría de la cicatriz sellada."

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