#24

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Christian

La llevo de la mano y subimos por la escalera al segundo piso. Mi antigua habitación es la más alejada de todas lo cual es imposible que alguien pueda escuchar los gemidos de mi mujer mientras le hago el amor.
Cierro la puerta con seguro y sin decir nada comenzamos a quitarnos la ropa, la tomo entre mis brazos haciendo que rodee mi cintura con sus piernas y la empotró contra una de las paredes, hago un poco de presión contra su entrepierna justo en su punto sensible sin entrar aún. Quiero que sienta cuan desesperado y duro puedo estar por ella, por su belleza y su calor, ese que me transmite todos los días al volver a casa después de un día agotador de trabajo, ella y mi hijo es todo lo que necesito.
Además estamos trabajando mucho en esto de tener otro bebé y es lo mejor aunque creo que no ha sucedido por tanta ansiedad que experimentamos. Así que dejaré que fluya y rezaré porque pronto pase. Por ahora lo único que quiero es cogerla duro y frenético como nos gusta.

- oh Dios... Te quiero ya dentro de mi - gime mientras sigo presionandome contra ella.
La pongo de pie al lado de la cama de espaldas a mi y la inclino para ponerla en cuatro, es una diosa verla desnuda y con los tacones puestos aún.
abre sus piernas dejando ver su húmeda entrada con la que juego paseando mi miembro de arriba abajo, tentandola, quiero que me desee tanto como yo a ella. Impulsa sus caderas hacia atrás y la punta desaparece en su interior, la sensación es increíble y ver cómo entro y salgo de ella no ayuda mucho a mi control; permanezco quieto y ella es la que balancea sus caderas masajeando mi erección en su interior.

- ¡Joder! - gruñó y eso la alienta más a encontrarse conmigo en cada profunda embestida. - despacio nena, harás que me corra y no quiero aún, estoy disfrutando mucho.

- pero yo quiero que me folles duro - esas palabras me llevan un escalón más arriba del clímax - hazme llegar Christian... Por favor. - me retiro un momento para calmar el hecho de que casi me vengo.

- espera un minuto - me falta el aire - casi haces que me corra con solo escucharte decir eso -
Antes de adentrarme de nuevo en su húmedo coño mi mano impacta contra las mejillas de su trasero y suelta un gritico

- oh si... Hazlo ya Christian... Quiero correrme - la penetró hasta el fondo y comienzo los movimientos frenéticos de mis caderas y ella viene a mi encuentro. Necesito pensar en otra cosa o esto será muy embarazoso. - ¡ay Dios!

Siento las paredes de su vagina contraerse y apretarme, y ese tirón en mi abdomen. Cuando bajo la vista y veo como me absorbe, pierdo mi mierda. Ella se viene convulsionando y balbuceando palabras que no entiendo porque estoy demasiado perdido en llenarla de mi semen esperando que aquí suceda nuestro milagro.

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Abrazo a mi esposa de la cintura mientras nos mecemos de un lado a otro al ritmo de la música suave. Después de nuestro encuentro en la habitación estamos más relajados y sonrientes, definitivamente un buen polvo puede ser muy satisfactorio cuando se tienen las ganas acumuladas.

- aún siento los restos de ti, creo que necesito ir al baño a limpiarme - dice en un murmuró para que solo yo la escuché

- ¡No! Déjalo, a ver si ahora si podemos concebir al segundo bebé

- no comas ansias Christian - lo dice haciendo un gesto que no me gusta pero no le tomo importancia. Sin embargo tiene razón. La ansiedad te juega en contra cuando anhelas algo intensamente, así que me tranquilizare.

Cuando el Amor Es Para Siempre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora