Curiosidad

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Grace y Bae hanlan sobre el aun lejano baile de graduación, ella intenta convencerlo de invitar a salir a su crushy él no puede evitar contarle sobre Emma y Graham. Gold se sorprende a si mismo espiando la biblioteca. Jefferson intenta interrogar a Bae.

Jefferson conducía hacia la ciudad con Grace y Baedan en el asiento trasero, con el volumen alto y el acelerador a fondo. Esa mañana Bae había aparecido en su mansión a la hora acordada. Pero para cuando había bajado a la puerta Gold se había dado a la fuga, provocando el berrinche y actual molestia del diseñador. Se sentía traicionado por quien él pensaba su amigo. ¿Ni un buenos días era digno de regalarle? Jefferson era consciente de que Gold era muy privado. Pero nunca le había hecho tal grosería. Un desayuno en familia no se le niega a nadie. En su lugar se había ido a ocultarse en su pequeña y oscura tienda.

Lo conocía de tiempo podida decirse que estaba acostumbrado al comportamiento de Gold y que hasta cierto punto lo divertía empujar sus limitantes. Pero esa mañana se encontraba genuinamente molesto con él. Habían acordado ese desayuno por semanas. ¡Gold lo había sugerido! Tal vez visitarlo el día anterior y picarle la cresta no había sido tan buena idea. Pero Jefferson adoraba incomodar a Gold. Pero esto era más importante. Había un negocio pendiente y lo más importante, Baedan se iba a la universidad, ¿cuántas oportunidades más nos quedan para estar con los chicos?

De acuerdo, Jefferson se estaba proyectando. Sentía la partida de Baedan como un interludio a la partida de Grace. Un par de años más era lo que le restaba antes de quedarse sólo en esa enorme mansión. La idea hacia su estómago retorcerse. Desde la muerte de Angie, su único tesoro era su adorada Grace. Había dejado su trabajo como vendedor de bienes raíces y decidió seguir su sueño de ser diseñador, como Angie siempre le pedía. ¡Dios! ¡Cuánto la extrañaba!

Grace conocía a su padre, sabía que lo mejor era dejar que pasará el tiempo para que se calmara y poder pedirle que, por todos los cielos, bajara la velocidad. Tal vez también le pediría que cambiará la estación, los ochentas eran geniales, de acuerdo, pero ella quería escuchar algo más de su generación. Baedan el viejo, lo llamaba ella y tenía razón en hacerlo. Primero era mayor que ella y segundo estaba tarareando las canciones que salían en la radio. Grace se cruzó de brazos tratando de disfrutar, tanto como su amigo. Media hora después Jefferson cantaba a todo pulmón "Love is a battlefield". Sabían que la tempestad había pasado se volvió a Bae quien la miró con cierto alivio, aunque su mano aún se aferraba con fuerza al reposabrazos, ella le sonrió.

-¿Amm, Papá? –dijo Grace tratando de hacerse escuchar sobre la radio. Su padre no la escuchó. Iniciaban los acordes de "On way or another" y Jefferson comenzó a golpear el volante siguiendo el ritmo. Temiendo su reacción y con extremo cuidado, Grace soltó su cinturón de seguridad y se inclinó entre la división de asientos hasta alcanzar la perilla del volumen. De reojo Jefferson detectó el movimiento que lo sorprendió haciéndolo virar el volante.

Las llantas chirriaron contra el asfalto de la carretera cuando Jefferson estampó su pie en el freno. Bae había sido lo bastante rápido para jalar a Grace de vuelta a su asiento y sostenerla con un brazo, evitando así que ésta saliera volando hacia adelante. Por suerte eran los únicos en el camino.

-¡GRACE! –gritó su padre, con un dejo de enojo pero con el miedo reflejado en los ojos cuando se volvió sobre su asiento para asegurarse de que estaban bien. Ella se aferraba al brazo extendido de Bae, las respiraciones de todos aceleradas después de lo sucedido. Jefferson encendió el auto de nuevo, y se orilló, matando el motor de nueva cuenta, salió del auto.

-¿Estás bien? –preguntó Bae en voz baja, retirando su brazo extendido.

-Si –asintió Grace –Tengo que ir con papá.

How LuckyWhere stories live. Discover now