Capítulo 10

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El arma que era presionada contra sus labios le causaba molestia, no solo por lo caliente del cañón del arma que lastimaba su piel, también por la humillación de ser sometido por simples humanos, tenía un límite entre cuanto podría fingir por una presa y en cuanto soportar por no ser descubierto y aquellos humanos se habían pasado de la raya.

Separó sus labios dejando que metieran el arma en su boca degustando el metálico sabor de esta, alzó la mirada para centrarla en quien sostenía el arma, quien parecía muy “divertido” el tener aquella arma dentro de la boca del moreno, al menos hasta que notó como los dientes de este se volvían puntiagudos y mordía con fuerza el cañón de la pistola logrando doblarla, estaba cansado de fingir y ahora desquitaría toda su frustración en aquellos humanos.

Intentó levantarse aún con quienes le sostenían, pero un fuerte dolor le hizo detenerse antes de que un golpe en su nuca hiciera que todo quedara negro para él.



Kid estuvo unos minutos esperando a que alguien regresara a vigilarle o algo, pero nadie apareció, así que se decidió a escapar. Usó el cuchillo que había escondido para forzar la cerradura de la celda, aunque eso le había tomado su tiempo, salió y buscó entre las ropas de los cadáveres que ahí se encontraban. Encontró un par de pistolas, se guardó una en el borde de su pantalón y con su izquierda sostuvo la otra, en su mano derecha traía el cuchillo con el que había escapado y usaría el arma solo si tenía que hacerlo.

Con eso en mente subió lentamente las escaleras, miró alrededor notando como la mayoría de hombres se encontraban durmiendo o ebrios en el suelo, aquello haría todo más fácil sin duda, ahora solo tenía que encontrar al moreno.

Subió a la cubierta intentando caminar sin hacer ruido, aunque por los pocos que se escuchaban balbuceando y gritando por su estado de embriagues ahogarían cualquier ruido que él hiciera, siguió unos manos antes de detenerse de golpe al encontrar a quien buscaba, siendo sujetado por dos sujetos mientras uno se movía detrás suyo.
Sintió su sangre hervir al ver tal escena, ni siquiera lo pensó demasiado cuando comenzó a disparar su arma, corrió hacía el moreno mientras apuñalaba a quien se le pusiera en frente, ignoró las heridas que llegaba a tener, solamente tenía algo en la cabeza y era matarlos a todos.

Con maestría clavaba su cuchillo en la carne de sus adversarios y aprovechando de la punta curva de este tiraba hacía arriba abriendo la piel como si de papel se tratase; tenía experiencia pescando y desollando, por lo que hacer lo mismo con cada persona del lugar no sería muy difícil.

Uno de los que sostenían a Law se puso de pie para confrontar al pelirrojo, usando un gran cuchillo intentó cortar a Kid por el abdomen, pero este retrocedió un poco antes de patear el tobillo del pirata haciéndolo caer, sujetó con fuerza su cuchillo y lo clavó con fuerza en el ojo del hombre que ahora se retorcía de dolor hasta que el cuchillo fue enterrado un poco más profundo.

Al otro que se le acercó con un arma le tomó de la muñeca, disparó y la bala rozó el hombro de Eustass quien de un rápido movimiento clavó el cuchillo en su codo para luego hacerlo en su cuello, le ignoró mientras se desangraba, lo único que era de su interés en ese momento era poner a salvo al moreno y deshacerse de todos ellos.


El firmamento llenó el cielo para cuando el pelirrojo había terminado de matar a todos en aquella tripulación, sus manos estaban llenas de sangre, así como su ropa, parte suya, pero mayormente de los cuerpos que yacían inertes en el suelo. Tomó su abrigo y envolvió con este a Law, le cargó hasta su bote que se encontraba atado detrás del gran barco, con cuidado le acomodó en la cubierta de su pequeño bote a comparación de aquel ahora desolado barco.  



Trafalgar comenzó a abrir sus ojos lentamente, sentía como todo su cuerpo le pesaba, no sabía cuánto tiempo estuvo inconsciente, pero se puso en guarda al instante de recordar lo último que había pasado, miró en todas direcciones en busca de aquellos humanos que le habían hecho daño, pero solo encontró al pelirrojo cortando una extraña planta de color verde. No sabía dónde se encontraba, pero imaginaba que seguía dentro del barco porque las paredes eran de madera, seguramente le habían encerrado de nuevo.

Kid terminó de cortar la planta de Aloe Vera para comenzar a triturar lo de dentro, a penas y notó que el moreno se había despertado, dejó la viscosa pasta sobre un pequeño recipiente, limpió sus manos con una franela para acercarse al mayor.

Después de haber escapado del barco, Eustass había llevado al moreno a una ciudad junto consigo, aunque más que ciudad se podría decir que era una villa. Consiguió una habitación en una pequeña posada cerca de la costa, quería poder ver su bote en cualquier momento. Había dejado a Law en la cama, quería curarlo, pero no quería que despertara mientras lo hacía y pensara mal de aquella acción, por lo que al verlo despertar no dudó en acercarse.



Trafalgar frunció el ceño al ver que el pelirrojo se acercaba, no quería que otro humano estuviera cerca de él, solo tenía que salir de ese lugar y matarlos a todos, luego irse para quizás nunca regresar. Se acercó a la orilla de la cama e intentó levantarse, pero rápidamente cayó de rodillas al suelo, el dolor que tenía en su parte trasera le impediría caminar con libertad, apoyó sus manos en el piso y gruñó, ¿Por qué tuvo que pasar por aquello? ¿Cómo los humanos se atrevieron a dañarlo?

Se hundió en sus pensamientos hasta que la mano del menor tocó su hombro, alejó aquella asquerosa mano de un golpe y le miró con furia.


— ¡No me toques!
Gritó haciendo que el otro retrocediera un paso, no es que le temiera, pero entendía que desconfiara de esa manera después de lo que pasó.


— No te haré daño.


— ¡Claro que no lo harás! ¡Te mataré si te acercas!


— Tengo que curarte.


— ¡No necesito tu ayuda!
Comenzó a gatear hacía la mesita que estaba a un lado de la cama, se sostuvo para intentar levantarse, pero sus piernas no soportaban mucho tiempo sin temblar.


— Trafalgar, entiende.


— ¡Que me dejes!
Gritó de nuevo mientras tomaba la pequeña lampara de aceite que había en la mesita para arrojársela al pelirrojo.

Esquivó la lampara dejando que se rompiera en el suelo, sabía que debía dejarle asimilar lo que había pasado, pero no podía simplemente ignorarlo mientras gateaba por la habitación desesperado, se alejó para tomar el recipiente donde había vertido la pasta del Aloe Vera y se la ofreció.


— Si te pones esto el dolor se calmará.


— ¡No lo quiero! ¡Sterben fucking Mensch, ich werde dich töten!*

Kid suspiró buscando la paciencia que no tenía para soportar aquello por lo que había pasado, no quería decirlo, pero realmente sentía culpa por lo que le pasó.

Pensó un poco en la manera que debía actuar, pero dudaba que aunque encontrara la manera “correcta” de hacerlo, al final el otro seguiría rechazándole, por lo que se acercó de nuevo, notó el odio con el que Trafalgar le miraba mientras se acercaba a él. No debía dudar y antes de que el otro reaccionara le tomó por los hombros con fuerza.


— ¡Déjame ayudarte! Dime que hacer para que confíes en mí y lo haré.
Parecía haber logrado lo que quería pues el otro se había quedado inmóvil mirándole un tanto sorprendido y no era para menos, aquella era la primera vez que el humano le gritaba de la nada.


— Sterbe dann.


— Sabes que no te entiendo cuando hablas así, por ahora te llevaré al baño y te dejaré curarte tú solo, si necesitas ayuda me hablas.


— Verdammter Mensch.
El pelirrojo le ayudó a levantarse y aunque hubiera preferido simplemente cargarlo, sabía que aquello podría ser la peor opción. Una vez en el baño le sentó sobre el retrete para luego ir por la pomada casera y dársela.


— Solo tienes que, ya sabes… untarla donde te duele. 
Ante el silencio del moreno decidió salir del baño y cerrar la puerta, no sabía si aquel silencio era algo bueno o algo malo, pero le daría su espacio. Después de unos minutos Kid comenzaba a preocuparse, no escuchaba nada dentro del baño y el mayor no salía.


— ¿Necesitas algo?
Preguntó al tocar la puerta esperando alguna respuesta.


— Agua salada.


— ¿Qué? Pero si ahí tienes agua normal si quieres una ducha o algo.


— Agua salada.


— ¡No te traeré agua de la playa si tienes agua normal ahí dentro!


— ¿No ibas a hacer cualquier cosa?
Ese había sido un golpe bajo para el pelirrojo, definitivamente no podía negarse por haber dicho aquello antes.


— ¡Bien! Pero donde la pongo.
El moreno abrió la puerta y señaló la tina que se encontraba a un lado del escusado.


— ¿De verdad me harás llenarla?
A regañadientes obedeció aquella extraña petición, así usando un par de baldes de su bote comenzó a hacer pequeños viajes de la posada a la playa hasta por fin llenar la tina casi por completo.

Tan rápido como terminó de verter el agua fue sacado del baño a gritos y la puerta fue azotada a sus espaldas, aquello le hacía más que enfurecer, ¿Ni siquiera merecía un “gracias” por el esfuerzo?

No quería discutir por lo que fue a la cama y se tiró en esta, cerró los ojos notando el peculiar olor en las sabanas, era la esencia del moreno, tenía un olor interesante, era como oler el océano o algo similar, cuando lo cargó al bote pudo notar que su cuerpo olía a sal, pero no como la que consumían o a la que olía en la playa, era una esencia diferente, era difícil de explicar, pero definitivamente le recordaba al mar abierto.



Law esperó a no escuchar mucho ruido fuera del baño antes de levantarse con dificultad, dio unos pasos para llegar a la tina y se metió con cuidado, seguramente el humano había salido o algo similar, porque ya no lo escuchaba, miró fijamente la puerta antes de acomodarse sacando sus pies del agua, de esa manera pudo recostarse dentro de la tina llena de agua salada, cerró los ojos relajándose, unas branquias se abrieron bajo sus brazos, al fin podría rehidratarse, había pasado mucho tiempo fuera del agua y no estaba acostumbrado a ello.

Los tritones podían vivir entre los humanos cuanto tiempo les pareciera necesario, pero los primeros meses necesitaban rehidratarse, al menos hasta que se acostumbraban a estar sin el agua a la que pertenecían.

Law dudó un poco, pero terminó uniendo sus piernas para volverlas una aleta, era extraño el extrañar tu forma real, por ello no entendía cómo algunas sirenas se quedaban de aquella manera hasta su muerte.


Kid abrió los ojos pesadamente antes de levantarse de golpe al ver que estaba atardeciendo, rápidamente miró hacía la puerta del baño que seguía cerrada. Caminó hacía el baño para golpear la puerta algo fuerte, si no escuchaba nada definitivamente entraría y eso era justamente lo que había pasado, por lo que abrió la puerta de golpe sorprendiéndose al ver al moreno.


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Disculpen la tardanza.

*El idioma que habla Law es Alemán.

Espero que sea de su agrado.


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