"Te amo"

456 62 54
                                    


— ¿Estás siendo honesto con tus respuestas? – El moreno asintió con la cabeza levemente. — Entonces dime, ¿Todo lo que pasamos junto fue mentira? Aquella vez que lo hicimos – Hizo una leve pausa — ¿Fue real lo que sentimos? ¿Sentiste algo cuando nos besamos siquiera?



— Yo solo quería... - Sentía aquella presión en su pecho de nuevo mientras buscaba responder aquellas preguntas, en su garganta se sentía un nudo y sus ojos ardían mientras miraba al pelirrojo. — Quería alimentarme...

No entendía del todo las emociones humanas, pero la expresión que Kid había hecho le provocaba un extraño sentimiento, aquel que no sentía desde hace muchos años.






El tritón había estado creciendo bien mientras era alimentado por el rubio algo torpe, aunque desde que su tamaño aumentó había podido conseguir comida por si mismo para darle a quien en ocasiones no pescaba ni un resfriado sentado en aquel bote.


Con sigilo se acercó al bote donde el rubio intentaba pescar algo y al estar lo suficientemente cerca empujó con algo de fuerza el bote logrando que este se sacudiera y al ponerse de pie Rosinante cayó al agua.


Desorientado intentó ir a la superficie a prisa, pero se quedó quieto al ver que el tritón nadaba hacía él. Lo tomó en brazos y nadó a la superficie para tomar una gran bocanada de aire.



— ¡Casi me ahogo! ¿Por qué hiciste eso?



— Porque quería nadar contigo. – Le sonrió como el mayor solía hacerlo cuando se encontraban.



— Pudiste pedirlo. – Quería regañarlo, pero era débil ante la mirada inocente del tritón, aun si estaba más grande para Rosinante siempre sería aquella cría que se robó su cariño.



— Lo estoy haciendo ahora. – Abrazó con un poco más de fuerza al rubio sintiéndose cálido cuando fue correspondido. Olfateó levemente al más alto y sintió una gran necesidad por morderlo, quizás arrancar un pedazo de él, pero tan rápido como ese pensamiento llegó a él se separó.



— ¿Pasa algo? – Preguntó preocupado por la reacción del moreno.



— Si, pero preferiría hablar en otro lado. – Temía que el rubio se asustara si le contaba que sentía una extraña necesidad de comerlo y que intentara huir.


El tritón le ayudó para regresar a su bote y arrastrarlo a la orilla, después el humano fue quien lo cargó para adentrarlo en su casa hasta el baño, no pasó mucho tiempo cuando la tina ya se encontraba con agua salada y el tritón un poco más cómodo.

SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora