Reviso las notificaciones de mi móvil cómo cada mañana. Estoy pensando en levantarme a cerrar las persianas, porque me entra demasiada luz y me estoy muriendo de calor, pero soy tan vago que opto por quedarme tapado hasta la cabeza. Bebo un poco de la botella de agua fría que tengo al lado de mi cama, a ver si así me despierto mientras leo los emails. El que más me alegra es el de mi editorial, anunciando que ya me han ingresado mi sueldo de este mes, sumado a la parte del dinero que me corresponde por mi último libro. Inmediátamente entro en la aplicación de mi banco, descrubiendo que efectivamente ahí está.
-¡¿Pero que mierda?! -exclamo asustando a mi gato-. Lo siento Hyun.
Las cifras no corresponden, aparece sólo un poco más de la mitad de dinero que mi editorial ha metido en mi cuenta. Joder. Odio el papeleo, y menos por la mañana en uno de mis días libres. Me levanto de la cama perezoso, andando hasta la cocina para tomar un café con galletas antes de ponerme un conjunto de ropa casual. Un par de vaqueros con una camisa de franela negra metida por dentro sólo en la parte de la hebilla junto con unas botas me parece lo suficiente decente cómo para ir a un banco, paso de ponerme un traje. Agrego unas simples botas negras y entro al baño, como siempre, lavándome la cara antes de aplicar una crema con cobertura y maquillar sutilmente mis ojos con tonos marrones. El cardigan con el que me cubro es del mismo color pero un poco más claro, adoro usar esta ropa en otoño, es mi época favorita. Me monto en mi pequeño coche aún medio dormido y conduzco hasta la gestoría más cercana según el mapa de mi aplicación.
Antes de ir al banco entro en un café, ordenando uno para llevar que me voy bebiendo mientras camino lo que queda desde allí. Me desabotono el abrigo cuando paso por la puerta, tomando largos tragos del capuccino. En la sala hay tres mesas, pero sólo un secretario, no tardo más de medio minuto en identificar que es Byun Baekhyun. No sabía que trabajaba aquí, bueno, tampoco es que haya venido antes, todas las gestiones las hago vía móvil o ordenador, casi nunca en persona.
Me siento en la silla acolchada que tiene en frente de él y dejo el café en la mesa de cristal, por suerte no mancho nada. Carraspeo poniendome recto antes de hablar.
-Buenos... -Baekhyun alza su mirada hacia mí, sus ojos se abren demasido por un segundo pero luego actúa normal-. Buenos días, ¿le puedo ayudar en algo? Sabe que no hace falta que venga para sustraer dinero, ¿verdad? Para eso está el cajero.
Este se cree que soy tonto.
-Lo sé perfectamente -respondo seco-. Soy Lu Han, he tenido un problema hoy con una de vuestras aplicaciones. El dinero que ha sido recientemente ingresado a m cuenta es mucho mayor del que aparece aquí.
-Déjeme verlo -ordena de un tono igual de desagrable que el mío.
Suspiro. Saco mi móvil del bolso, enseñándole el mail con cara de indignación.
-Ya veo, déjame comprobarlo. -Baekhyun escribe algo en su ordenador, tardando cinco minutos en volver a hablar-. Sí, eso es porque le ha sido restada la parte que la propia gestoría se queda.
-Ya, eso es lo que he creído. Pero es imposible, leí bien todo, este banco no se puede quedar con la mitad de mi sueldo -reclamo respirando profundamente.
El afeminado chico me observa con una sonrisa que me pone de los nervios. Juega con sus uñas cómo cuando estaba en el instituto. Hice bien en ponerle su nombre a mi gata en su honor.
-Lo siento, señor Lu, pero no hay nada que pueda hacer. Es así.
-No lo voy a sentir yo cuando ponga una reclamación, ¿cuál es el porcentaje que se me quita?
-El porcentaje está bien, Luhan.
Me quedo mirándole durante un rato y doy otro sorbo a mi bebida.
-Quiero hablar con el encargado.