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Fin de semana, eran como las vacaciones de un universitario, este es el caso de Tord.

Despierto con hambre, se dirigió al refrigerador en busca de algo comestible.

Abrió la puerta del mencionado electrodoméstico y estaba prácticamente vacía, para suerte del universitario, había un tocino.

Suspiró, sacó la comida de allí, la colocó en una sartén, prendió la estufa y empezó a calentarla. Luego de más o menos 3 minutos, puso el tocino en un plato y empezó a consumirlo.

Luego de finalizar, lavó el traste.

–Creo que debería ir al súper –Se dijo a sí mismo el noruego.

Se colocó su misma ropa de siempre, agarró sus pequeños ahorros y salió de su departamento.

No tenía que pasar por el transporte, el supermercado sólo quedaba a una cuadra de su edificio.

Entró al local y pudo ver la cantidad de cosas que tenía para seleccionar.

Pero, lo único que queria, era hacer las compras de las cosas que en verdad necesitaba.

–Puta madre. –Maldijo una voz reconocida, trataba de alcanzar un papel higiénico, pero el estante en donde estaba ubicado, estaba demasiado alto.

El comunista se percató de esto, y quizo ayudar a aquél.

Era Tom, podría tener su misma altura, pero ni Tord podría alcanzar ese objeto.

–¿Necesitas ayuda? –Preguntó amablemente el mayor, mirando como el menor daba leves brincos para intentar alcanzar el papel, pero era en vano.

–Piérdete –Le contestó groseramente el de sudadera azul.

–Bueno, sigue intentándolo –Tord sólo le dio la espalda y se iba a retirar, pero el mismo chico lo llamó.

–Bueno, si, necesito ayuda –Dijo.

–Bien, yo tampoco puedo alcanzarlo, así que, la única manera es que te montes en mis hombros y te suba a ese estante.

–¡Estas loco! –Gritó el británico, pero el lugar estaba vacío, así que nadie lo oyó exclamar excepto el otro presente.

–No hay otra manera, o seguirás haciendo intentos en vano, o hacemos esto, tu decides. –Tord se adaptó a un tono más serio.

–Bien, solamente porque no hay nadie. –Tom sólo cruzó sus brazos.

Tord se agachó, para que después Tom colocara sus piernas encima de sus hombros, el noruego se puso de pie, pudiendo el británico agarrar el papel.

Después de completar aquella acción, Tord se agachó de nuevo, pudiendo que Tom bajara de sus hombros.

–Gracias, ¿supongo? –Dijo con duda el británico, mientras miraba al contrario.

–No hay de qué –Contestó amablemente el otro.–Oye...

–¿Qué?

–¿Podrías darme tu número? Digo, podríamos comunicarnos más, no lo sé.

–Bueno... No le veo nada malo, así que ¿Está bien?

Tom sólo escribió en una factura que tenía su número, entregándoselo a Tord.

–Gracias –Dijo el noruego con amabilidad. –¡Nos vemos!

Tord fue a la caja y pagó todo lo que seleccionó.

Luego de una caminar unos minutos, pudo llegar a su departamento, dejó las bolsas de las compras en su mesa de la Sala y se dirigió a su habitación a anotar a Tom en sus contactos.

...

 Subway ; [TomTord/TordTom] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora