• "¿Qué esperar cuando estás esperando?"

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"AoKaga Family" ❤

Aomine Taiki. (c): Ina-Stardust R' :v

Hikari Koizumi. (c): "JennVO12."

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Estar embarazado era divertido.

Al menos eso creía Aomine Daiki pues, desde que se le anunció que sería padre, veía a su pelirrojo esposo con una enorme sonrisa siendo consentido por todos los que desfilaban en su hogar.

A cualquier hora del día y sin importarles siquiera que fuera fin de semana. Esa parte si que entretenía a Taiga pero a él no.

Y no era para menos, pues todos sabían que amaba a su esposo tanto así cómo para creer que nadie distinto a él tenía derecho a consentirlo.

Quería ser el único causante de su alegría pero, en cambio sólo le quedaba recibir las visitas de una Satsuki que exhibía a su balbuceante emperador de cuatro meses al mismo tiempo que le repetía que pronto entendería su felicidad.

También estaba Hikari que de forma más tranquila, mostraba orgullosa la curva dónde crecía una adorable versión de Kise, o al menos eso esperaba él.

Si, esas dos nunca se ausentaban tanto tiempo de su hogar.

Tampoco faltaban las visitas de la familia Midorima, aunque esas no podían más que agradecerlas pues el médico les hacía un enorme favor al estar pendiente de su embarazo.

Tetsuya por su parte, al estimarlos tanto y habiendo experimentado la misma situación hacía un mes, los confortaba con su ahora notable presencia gracias a su hijo.

Al final, la gestación de un doncel era por obvias razones diferente al de las mujeres.

¡Y Aomine lo entendía! Por eso aguantaba esas visitas y las de su suegro, de sus padres, de Álex que al menos no se desnudaba cuando se quedaba con ellos ya que Taiga no podía perseguirla para vestirla.

Si, soportaba todas esas atenciones por su esposo pero, había una en particular con la que nada más no podía lidiar.

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-¡Bro! - escucho saludar a su regordete esposo que por su bien, esperaba siguiera en el sofá de la estancia dónde lo había dejado, o sino...

-Taiga, siéntate. - gruñó al escuchar al pelinegro. -No tenías que pararte, tengo la llave de repuesto. - deseo golpearse al conocer ese detalle que vería cómo resolver luego.

Por mientras, sólo apretujo contra su cara las almohadas de su cama, ahogando su enojo por ya no poder pasar su día libre con su pareja y su pequeño ante la visita de su molesto cuñado.

-¿Donde está Daiki? - le escucho hablar y emprendió con ello su regreso a la estancia. -¿No me digas que se atrevió a dejarte solo?

-Oi, aquí están las almohadas. - lanzó una directamente a la cabeza del pelinegro, que para su infortunio logró esquivar. -Emo.

-Nigga. - le vio pronunciar lentamente frente a él para que pudiera leer sus labios y que Taiga no se diera cuenta de su agravio. -Daiki, siempre tan agradable tu recibimiento.

-Aho, no empieces. - le retó el ingenuo pelirrojo con quién se había casado haciendo que su humor empeorara de paso.

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Una hora después dónde, curiosamente Daiki no había interrumpido la plática de los hermanos, por estar enfocado en su hijo que no dejaba de movetearse en el interior de Taiga, la tranquilidad de la estancia se esfumó por la osada petición del invitado.

-Bro. - le llamó, haciendo que el pelirrojo levantara la vista de la mano morena que acariciaba su vientre con cariño. -¿Puedo tocar?

-NO. - el gruñido de Aomine no sorprendió a ninguno, así cómo tampoco aquella estruendosa negativa.

-Ignora a Aho. - Taiga se removió, alejándose un poco de su esposo y todo lo contrario a su hermano. -Toca bro, se está moviendo.

Himuro sin perder tiempo, acarició el abultado estómago de su hermano que había crecido bastante desde la última vez que lo había visitado.

-¡Wow, me pateo! - exclamó de pronto el pelinegro delatando su emoción.

-Auch, esa si estuvo buena. - el futuro padre se masajeo la zona agredida por su hijo, sin notar la ahora sonrisa complacida en el rostro de su esposo.

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Esa misma noche cuando iba cayendo rendido a los brazos de Morfeo, las caricias en su vientre lo sacaron un poco de su ensoñación.

-Papá llamando a langosta, cambio. - escucho a Daiki hablar juguetón, entre susurros. -Buena patada, estoy orgulloso. - sintió cómo dejaba un beso en su piel. -Cambio y fuera.

-Ahomine. - le regaño sin fuerza al estar adormilado pero eso sí, muy enternecido al descubrir a que se refería.

Se dejó abrazar contento por su ocurrente esposo.

-No le digas langosta. - pidió, con un adorable puchero mientras se refugiaba en aquel cálido cuerpo. -Se llama Taiki, no es un nombre difícil.

El moreno asintió contento por que al menos, no le había regañado por enseñarle a su hijo a estar siempre en el equipo de su padre.

Así, si era divertido estar esperando la llegada de Tai.

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Inspirado por uno de los chistes de Alice Elric, en el grupo "AoKaga 5x1O" en FB. :)

"De tales milagros, tales hijos... "Donde viven las historias. Descúbrelo ahora