Carta XI: • M e D i s p a r a s •

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Me disparas.

Pero no siento nada.

En realidad lo hago, pero tú no lo ves.

Me disparas.

Pero oculto mi dolor.

Me disparas.

Pero no ves la sangre.

Me disparas.

Y te vas.

Y es entonces cuando quisiera dejar de sentir.

Cuando quisiera ser como el titanio.

Duro, fuerte y frío.

Pero soy más como una lluvia, llorando todo el tiempo.

Siempre me pregunte cómo se hacían las personas fuertes, que no lloraban y que no le temían a nada, como se hacía para ser así de fría.

Entonces te conocí.

Y supe que es una persona la que te hace a su imagen y semejanza.

Jamás note que yo fuera fuerte, fría, etcétera.

Hasta que me lo dijeron.

"¿Por qué eres tan cortante?"

"Wow, para tú edad estás muy apegada a la realidad, yo a tú edad aún seguía creyendo en Santa."

"Eres la persona más fuerte que conozco, jamás te he visto llorar."

"Hay veces que comienzo a creer que no tienes corazón, jajaja."

"Tantas personas que gustan de ti y en lugar de darles una oportunidad, las hechas como si de una plaga se tratase."

"¿Por qué tan seria?"

"Si a mí me dijeran eso, ya estaría llorando...eres muy fuerte."

"Más perra que nunca estás tú."

"Eres la única que no ha llorado con nosotras, siempre nos reconfortas y nos ayudas pero en lo que respecta a ti, jamás te hemos visto llorar en las pijamadas. Sin duda eres la más fuerte."

"Se necesita más para destruirte. Eres como roca."

Esos comentarios comienzan a ser frecuentes.

Y me pregunto si acaso ya estoy perdiendo el sentimiento.

Nadie jamás me ha visto llorar.

Pero yo me veo llorar siempre.

Aveces ni siquiera hago ruido, todo sale en silencio y mi cara está sin expresión alguna.

Es como si estuviese acostumbrada al dolor.

Y no quiero que nadie se acerque a mí porque no quiero contagiar mi dolor, no quiero herirlo y temo salir herida también.

No es tristeza solamente, es ansiedad, es vacío, es culpa, es aislamiento, es sentir que no encajo en ninguna parte.

Pero aveces las personas olvidan una cosa.

No porque no llore frente a ellos, significa que no me duele.

Aveces el comentario, la acción se guarda en una caja de madera en el armario de mi mente.

Y cuando llego a casa, me encierro en mi cuarto y esa caja se abre y sale del armario.

Y ese comentario ó recuerdo sale.

Y entonces comienzo a llorar.

Pero nadie lo ve.

Nadie lo nota.

Pero es una realidad.

La realidad es que me dispararon.

Me disparaste.

Y ninguna disculpa ó remordimiento detendrá la bala ó curará la herida, ni quisiera borrara la cicatriz.

Entérate.

Entérate de que no puedes deshacer tus acciones.

No puedes desviar el disparo.

No puedes detener la bala.

No puedes curar la herida con un "perdón".

Y tampoco puedes borrar la cicatriz.

Ahora déjame llorar en paz y ten un poco de dignidad.

- Un caminante con una bala en la espalda.

Vacío Donde viven las historias. Descúbrelo ahora