Intenté actuar con total naturalidad frente a él, pero ver sus preciosos ojos marrones hacían de mí una tormenta difícil de dominar.
Todo lo cuerdo en mí fue arrasado por esa tormenta a la que nombré como a quién la propició; Min Yoon Gi.
No estaba consciente en que momento llegué a sentir esas mariposas en el estómago al ver su preciosa piel pálida, sus perfectos ojos pequeños, sus ardientes labios y la sonrisa que me regalaba con ellos.
Sí, me había vuelto un maniático de sólo admirarlo a él y no a otros, pero era algo inevitable. Todo él derrochaba perfección y eso me encantaba.
Sacudí mi cabeza al darme cuenta de que otra vez estaba sumergido en mis pensamientos... Mirando sin pestañear sus labios y deseoso de poder probar lo más dulce que haya podido deleitarme en mis cortos dieciocho años de vida.
-Fuera de órbita, Ji Min -me dedicó una cálida sonrisa de las que te engañan pensando que es verano y no otoño.
-Lo siento -sentí mis mejillas colorearse en ese intenso rojo de sólo pensar que quizás se dio cuenta que veía sus labios.
Yoon volvió a sonreírme y pude sentir mi corazón latir aún más rápido, podría jurar que casi escapaba de mi pecho.
Nuevamente perdido en mis pensamientos, no me di cuenta cuando se levantó del pequeño banquillo en el que ambos estábamos, una de sus pálidas manos se posó sobre mi hombro y dijo:
-Me tengo que ir, siempre es agradable estar contigo, Ji -podría jurar que casi sentí mi hombro arder por su tacto, pero al pronunciar aquello y hacer un ademán con su diestra, salió del lugar.
Dejé escapar un suspiro al ya no lograr visualizarlo. Muy probablemente hubiese dejado escapar un grito como todos esos adolescentes cuando la persona que les gusta lo tocan, pero el sonido de mi móvil me hizo centrarme.
Saqué el móvil de mi bolsillo y sin mirar quien buscaba mi atención, atendí.
-¡Estoy harto! ¡¿Entiendes?! Ya no lo soporto más -al escuchar esos gritos de frustración sabía perfectamente de quien se trataba
-¿Qué sucedió ahora, Tae Hyung?
Sabía cuál era el motivo de sus gritos, principalmente porque prácticamente el cincuenta por ciento de nuestras conversaciones eran ese tema.
Tae comenzó a salir con un chico desde hace algunos meses, esa relación parecía dar resultado, pero de un momento a otro todo se volvió un martirio para ambos.
-Quisiera hablar de esto en persona. ¿En mi casa a las dieciséis?
-Te veo allí.
Y con eso último colgué la llamada.
계속
Claudisela.