Vacaciones: ese momento en el que no tienes excusas permisibles frente a tus padres.
No creí que este momento llegaría. Bueno, obviamente sabía que llegaría, es una maldita fecha en el calendario después de todo, pero después de tanto tiempo ¿Quién diría que llegaría?
Veo con el ceño fruncido la pequeña marca en el calendario que hice hace más de dos años ¿podría retrasarlo más tiempo? No. Por más que quiera, debo cumplir con la promesa que hice con la marca.
Cuando llegué a la adolescencia, me di cuenta que no me interesaban sexualmente las mujeres, cuando empecé a fantasear con hombres... pues, ya saben. Creí que podría ser un etapa o que estaba confundido (excusas, excusas) y me prometí que, si después de un tiempo seguía igual, debería decírselos a mis padres. Busqué el calendario más apartado (solo unos dos años después, maldita tienda) y garabatee una nota. Ese día es mañana. ¿Por qué no tenían calendarios para dentro de, no sé, veinte años, tal vez?
Nunca les oculte nada a mis padres hasta que descubrí que era gay, sabía que tarde o temprano se los tendría que decir pero ahora estoy aterrado por cómo podrían reaccionar.
Se me hizo un nudo en el estómago de los nervios ¿Cómo se los diría? ¿Cuándo? ¿Al despertar "buenos días, Papa, Mamá, Soy gay"? ¿Durante la cena "oh Mamá, que delicioso esta esto, por cierto, soy gay. Papá me pasas el puré de papa"? ¿Antes de dormir, "Buenas noches, Mamá. Buenas noches, Papá. Dormiré y soñare con calientes chicos, porque en realidad soy gay ¿no les había contado?"
Bueno, ese último sonaba prometedor. Tomé la almohada y la apreté contra mi cara para amortiguar el fuerte grito de frustración. Dejé la almohada a un lado mientras me giraba en la cama para ver el techo en busca de una distracción.
Sacaría eso de mi cabeza, que el "yo del futuro" se preocupara.
No sé cuánto tiempo pasé ahí tumbado viendo al techo con la mente en blanco. O eso creí. <<Que se sentirá chupar un pene>> reaccioné ente el pensamiento ¿en que estaba pensando? ¿Cómo llegue a ese pensamiento? Dejé a mi mente vagar lejos, queriendo olvidar el pensamiento.
<< ¿A qué sabrá Hugo?>>
Al parecer no funciono.
¿Por qué tenía que estar aquí pensando en el sabor de Hugo? ¿Por qué Hugo? De todas las personas... qué más da.
Deje la idea de querer no pensar en nada. No funcionaba para nada. Gire a mí alrededor notando que el sol se había ido en algún momento. Salí de la cama, debía comer algo. Mi estómago gruñó mostrando su acuerdo.
Encontré a Danny en mi puerta justo cuando iba de salida.
-wow apenas iba a llamar- dijo asombrado – mamá dice que ya está la cena.
****************
Era un manojo de nervios. El día había llegado.
Mis padres estaban en el sillón de la sala viendo algún programa, como todos los miércoles a las siete y media. Había postergado esto todo el día. No podría postergarlo más, <<es ahora o nunca>> respiré hondo y me acerqué cuando escuché la música de los créditos que indicaba el final de su programa.
-hay algo de lo que quiero hablarles –me miraron curiosos. No dijeron nada, esperando a que continuara. -no se los había dicho porque quería estar totalmente seguro antes –simplemente no sabía que decir ¿Cómo abordar un tema así?
-¿embarazaste a alguien?- preguntó mi padre cuando no continúe. Podía escuchar la sospecha y la decepción en su voz. Dios, por favor no, que no use ese tono.
Sacudí la cabeza negando –no, no es eso –dije y agregué en un tono más bajo, solo para mí- no creo que eso pase nunca- sus expresiones de confusión me decían que lo escucharon <genial>- soy gay- dije sin más rodeos.
-¿es una etapa? ¿Es eso que está de moda en el otro lado? Porque no me gustaría que mi hijo basara su vida en una moda de un país que ni siquiera es el suyo, en ninguna moda. Eso incluye los tatuajes.
-no es solo del otro lado, tampoco es algo nuevo –Dijo Danny, ¿no se suponía que estaría jugando videojuegos en casa de Ariel? No tenía planeado que mi hermanito se enterara de esta forma... o de ninguna otra, al menos por ahora –desde tiempos, tan antiguos como el hombre y de todas partes del mundo. En Japón, por ejemplo –oh, no. No metas a Japón en esto. Papá admiraba eso del honor del samurái y otras cosas de allá, era un golpe bajo... ¡eso no es lo importante! ¿De que hablaba? –El amor de dos personas del mismo sexo era considerado más puro y sagrado ante los dioses, no fue hasta el siglo 18, con influencia de los ingleses y tras una larga batalla intelectual y religiosa, que se vio la homosexualidad como un tabú- su tono era serio y su rostro sin expresión, hablaba en serio- también en Grecia, los vikingos, los romanos... la homosexualidad solo está recuperando su aceptación social.
Todos nos quedamos boquiabiertos mirando a Danny. ¿De dónde salió eso? ¿Era verdad, siquiera?
-¿tú también eres de esos Gays, Daniel?- preguntó papá tentativamente, no había ni rastro de acusación en su voz.
-tengo diez, aunque soy muy joven para saberlo con seguridad, diría que no. La atracción que estoy experimentando debido a la pubertad está dirigida hacia el grupo femenino, al igual que Papá. Solo soy alguien interesado en la historia que se topó con esta importante información. Y, sabiendo esto, ¿Por qué no corregir la creencia popular?
Sentía las lágrimas picar en mis ojos, mi hermanito me estaba apoyando, a su muy peculiar manera, pero lo hacía.
A veces, cuando hablaba como ahora, me olvidaba la edad que tiene. Siendo tan serio, sonando tan maduro. No sabía de donde o porque sabía eso, no me creía la historia, pero francamente no me importaba. Estaba defendiéndome.
Aparté la mirada de Danny y la dirigí a mis padres, esperando su respuesta. Mamá me miraba a los ojos mientras se levantaba del sillón y se acercaba, quedando frente a frente. Tenía una tierna y conocedora mirada, de esas que solo puede tener una madre, cuando colocó su mano en mi mejilla, en una suave caricia.
-eres mi hijo y te amo –a pesar del nudo en su garganta, las palabras eran firmes y seguras –Nada en el mundo podría cambiar esas dos verdades, nada.
Sentí sus tiernos labios en mi frente y nuevamente era ese pequeño niño asustado, solo sintiéndome seguro en los brazos de mamá y papá. Volví mi mirada hacia mi padre, esperando su aprobación y temiendo su rechazo.
Mi padre nunca demostraba mucho de sentimientos, era lo que se dice "un hueso duro de roer" por lo que me sorprendió ver como miraba a todos lados menos a mí, nervioso.
-mientas no sea por moda- murmuró para si mismo, tan bajo que apenas alcancé a escucharlo -ya acepte lo del gato- dijo mirando a algún lugar detrás de mí, luego me miro a los ojos y agregó –haz lo que quieras.
Recordé las palabras de mi padre de cuando hablamos del gato "si es lo que realmente quieres, tomaras la responsabilidad de eso" creo que se puede aplicar a esta situación.
El alivio que sentí al saber que mis padres aceptaban lo que era fue más de lo que pude resistir. No pude contener las lágrimas, mi madre me abrazó como cuando era un niño. Mi padre se levantó del sillón, pasó por mi lado dándome palmadas en mi hombro antes de perderse en el pasillo que llevaba a su habitación.
Mi padre odiaba el drama, las cursilerías y las malas películas. Así que, desde que era pequeño, ese era el gesto más importante, solo para decirme "estoy aquí para apoyarte, estoy orgulloso de ti" era algo muy de él y yo lo admiraba.
Esto era lo más difícil que había hecho pero tenía el presentimiento de que me esperaba una tarea más complicada. Una pareja terca a la que tenía que convencer de salir conmigo. Y ninguna excusa para verlo.
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Solo Otra Historia De Amor.
Romancelas historia de Amor de amigos de la infancia, nuevos conocidos y viejos amores olvidados.